


El plato fuerte orquestal y más conocido, con la plantilla necesaria para afrontarlo, resultó "Romeo y Julieta" -obertura fantasía- (Chaikovski), una de las joyas de la música sinfónica y placer romántico en estado puro con el éxtasis del conocido tema de amor. Dudamel está enamorado de esta página y hasta ahora es su ultima grabación, pero Daniel S. Velasco nos brindó una versión personal, más que digna, desde el conocimiento completo de obra (el arreglo era suyo) y músicos, logrando unos rubatos dificilísimos con un fraseo masticando cada nota, de lentitud ajustada en el citado tema amoroso, y vigor pasional, con unos crescendi que nunca cayeron en el estruendo, mimando incluso la percusión y el arpa que sonaron impecables, los continuos cambios de tempo, los acelerandos bien ajustados, las repeticiones del tema nunca iguales diferenciando "pasión" y "ternura", el tema del odio auténticamente dramático y la coda final trágica sin perder de vista el coral que cerraba esta maravilla. Lo más destacado y conseguido del concierto desde una madurez juvenil que me hace tener muchas esperanzas en la temporada que arrancará en breve.

