Es de suma importancia tener en cuenta que la responsabilidad en la educación de los niños la tienen los padres y hoy en día es muy complicado ser padre.
Les hemos hablado a los menores de derechos y no de deberes y no les hemos puesto límites.
Hemos pasado del padre autoritario al padre colega. Hay que luchar contra el fracaso y contra el absentismo escolar.

Hay que buscar alternativas para que el niños hasta los 16 esté en la escuela.
La medida de la expulsión tampoco es considerada una solución. El fracaso escolar es caldo de cultivo para la delincuencia. Hay que lanzar un mensaje a los menores de que no solo tienen derechos sino también deberes
Se ha perdido la autoridad de los padres y nos da miedo poner límites y los menores han hecho abuso de sus derechos y dejadez de sus deberes.
Hay que olvidar las políticas triunfalistas y acogerse a programas reales que preparen a los menores para que cuando salgan tengan una oportunidad de reinserción y cuenten con la suficiente formación para responder a las expectativas de la sociedad.
Relacionar el papel de la familia con el de la escuela es de suma importancia, sobre todo el trabajo en conjunto de ambas instituciones. Si la sociedad hace fácil el camino para que un menor cometa el delito, tiene que ser la misma sociedad la que busque mecanismos para que este menor pague su infracción.

