Un Puente de Mayo de hace dos años pusimos rumbo hacia Andalucía. Nos alojamos en Ronda y desde allí aprovechamos para, aparte de visitar la ciudad y quedarnos enamorados de ella, dedicar un día a recorrer algunos de los pueblos de la Sierra de Grazalema en Cádiz y, el día de vuelta, desviarnos ligeramente para conocer personalmente uno de los pueblos llenos de color del que habíamos oído hablar en más de una ocasión.
Priego de Córdoba se encuentra, como su nombre hace pensar, en la provincia de Córdoba, a tan solo hora y media de la capital. De Ronda, que era el lugar del que nosotros partíamos, está a unas dos horas y media. Pero se nos había antojado ir a Priego de Córdoba aquel día que volvíamos a casa y como nos encaprichemos no se hace camino con nosotros.
Lo más popular de esta localidad es su conocido Barrio de la Villa, en torno al cual creció y se desarrolló el pueblo. En los años 70 se catalogó como Conjunto Histórico-Artístico.
Hay una copla popular que dice esto del lugar:
“Tres cosas tiene Priego que no las tiene Sevilla: la Fuente Rey, el barroco y las calles de la Villa”
Aquel día, cuando llegamos a Priego de Córdoba, ya nos encontramos un anticipo de color, se celebraba la primera carrera multicolor en el municipio, inspirada en la fiesta de bienvenida a la primavera de al India. Rosa, amarillo, azul. La gente corría por las calles y les iban tirando una especie de polvos de colores por encima hasta que, al terminar la carrera, parecían arco iris andantes.
Nosotros comenzamos la visita a la localidad por la plaza que hay frente a lo que queda del Castillo de Priego de Córdoba. Entramos en el interior de la fortaleza, de acceso gratuito y en obras. Aparte de la Plaza de Armas y entrar en la Torre del Homenaje, poco más pudimos. La torre está considerada Conjunto Histórico Artístico. Es una fortaleza cuya finalidad ha sido la defensiva, estando en manos cristianas (perteneciendo a la Orden de Calatrava) y en manos musulmanas a lo largo de la historia.
Al lado de la fortaleza está el acceso al Barrio de la Villa. Un barrio compuesto por calles tortuosas y estrechas donde el color blanco viste las fachadas. Un blanco nuclear solo roto por la cantidad de flores de diferentes colores que colgaban de ellas desde las macetas, con ese aire andaluz perfectamente identificable.
En mayo de aquel año, las flores estaban en todo su esplendor y cuando nos adentramos en el interior no solo se escuchaba zumbar a algun insecto, sino que se podía respirar perfectamente el aroma floral. La primavera puede ser una fecha estupenda para visitar este lugar.
Desde el primer momento que comenzamos a pasear por sus calles nos embaucó. Ese encanto del sur se reparte por las calles y las preciosas plazuelas. Los vecinos tienen sus casas impecables y, a ratos, se siente uno un poco intruso, porque ves como la vida se desarrolla con una normalidad tranquila, solo rota por aquellos que vamos mirando de lado a lado alucinados y queremos inmortalizar los detalles, que para ellos son cotidianos y suyos, con nuestras cámaras.
Después de dejarse llevar por diferentes direcciones en calles que si extiendes los brazos tocas ambos lados, tarde o temprano una de ellas te llevará al Balcón del Adarve. Un mirador sobre el paisaje andaluz que se encuentra sobre el tajo natural sobre el que se haya Priego de Córdoba.
Nosotros paseamos a lo largo de él durante unos cuantos metros hasta volver a dejarnos absorber por las calles del Barrio de la Villa. Un lugar lleno de encanto con un trazado medieval y restos de su pasado musulmán.
Tras dedicar un rato al Barrio De la Villa, salimos de allí hacia las Carnicerías Reales, que datan ya del s.XVI y eran el antiguo matadero, además de carnicería. A la hora que llegamos están cerrando y no nos permiten entrar, lo único que podemos disfrutar es la vista que se tiene desde la entrada del patio interior.
De aquí seguimos caminando por Priego, desde que abandonamos el Barrio de la Villa, Priego de Córdoba muestra un tipo de arquitectura diferente. En el camino pasamos por una casa que tiene un cartel sobre la fachada. Era la Casa Natal de Niceto Alcalá Zamora, presidente del Gobierno de la II República en los años 30.
En unos minutos, hemos llegado al parque donde se encuentra un conjunto de fuentes que sorprenden. La primera es la Fuente del Rey, considerada Bien de Interés cultural, de estilo barroco y cuya fecha de construcción se sitúa a principios del s.XIX.
En la misma ubicación, pero tres siglos antes ya se construyó la Fuente de la Salud, que se encuentra un poco esquinada, y en cuanto a dimensiones es mucho más humilde que la del Rey. Su estilo es manierista y la virgen que se puede observar no es la Virgen de la Salud, es la Virgen de la Cabeza.
Si te preguntas dónde comer en Priego de Córdoba, nosotros aprovechamos la ocasión para hacerlo antes de emprender la vuelta a casa. El lugar elegido fue Zyrah, muy cerquita de las fuentes de las que hablamos en el párrafo anterior y, la verdad, es que salimos muy satisfechos. Es una especie de gastrobar donde degustamos gastronomía típica de la zona, jamón, una mazamorra que nos encantó, salmorejo y unas berenjenas con miel.
Aquel día nos desviamos a Priego de Córdoba y mereció muchísimo la pena. Es un lugar especial y, concretamente, el Barrio de la Villa tiene ese encanto del sur único de allí.
Si viajas al sur y buscas pueblos con encanto, pintorescos y especiales, este debería estar, sí o sí en tu lista. Y si te gustan las flores, no deberías perderte una visita a Córdoba para visitar sus patios en las fechas de apertura.
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