Revista Medio Ambiente
Continúan el calos y día tras día va desapareciendo la nieve que quedaba en las cimas más altas de los Picos de Europa. Desde el refugio viejo de Vegarredonda, un río que dentro de unas semanas se secará, recoge el agua del deshielo. Varios kilómetros abajo unirá sus aguas con las del río Dobra, que a su vez las verterá al Sella.A medida que vamos ascendiendo va apareciendo la nieve, que aun conserva zonas de basante espesor en las zonas de umbría. En las zonas de solana ya aparecen claros despejados y la superficie blanca se va reduciendo rápidamente, casi de hora en hora.Estos neveros son aprovechados por los jóvenes rebecos para refrescarse, que se tumban y se revuelcan entre la nieve para aliviar el intenso calor del mediodía. Aun no han mudado completamente el pelaje y el pelo de invierno aun se les está cayendo a jirones.Pero hay que estar alerta y siempre hay un adulto en las proximidades vigilando desde alguna atalaya para dar la voz de alarma si presiente algún peligro. De todas formas, en esta zona los rebecos están muy acostumbrados a la presencia de montañeros y no los consideran una amenaza, por lo que no suelen asustarse al vernos.A casi 1900 metros de altitud, se ha empezado a fundir la nieve en llaguseco y donde hace una semana había más de un metro de nieve se está empezando a formar una charca de unos 50 cm de profundidad en algunas zonas. El hielo se va resquebrajando y de día en día el perímetro de la charca va aumentando de tamaño.Los machos de Ranas bermejas (Rana temporaria) llevaban casi 8 meses aletargadas bajo la nieve esperando este momento y aprovechan el más mínimo hueco en el hielo para cantar y atraer a las hembras. Solo dispondrán de unos pocos días para reproducirse, ya que en poco más de un mes, la charca se habrá secado y para entonces los renacuajos ya deben de haber completado su desarrollo y haber abandonado el agua. Y a principios de octubre caerán las primeras nevadas y todo se volverá a detener.La primavera en los Picos de Europa transcurre a distinta velocidad según a la altitud a la que nos encontremos. Cuanto mas arriba, más rápido es todo, no sólo para las ranas, también para los pequeños paseriformes, como las collalbas grises (Oenanthe oenanthe) o los bisbitas alpinos (Anthus spinoletta), que en unos pocos meses deben sacar adelante a sus nidadas y ahora hacen sus nidos entre los claros que van quedando entre la nieve para no perder tiempo.