Guillem B. Buika, primer alcalde negro de Alaró.Hoy, sábado, 17 de junio, Guillem B. Buika, hermano de la cantante Concha Buikak, se proclama el primer alcalde negro de los países catalanes. El dirigente guineano de Más per Mallorca, coalición ecologista y soberanista que integran PSM-Entesa e Initiativa Verds, pasará a ser alcalde de Alaró en virtud del acuerdo firmado por la mayoría de izquierdas en las elecciones municipales de mayo de 2015. Que un mallorquín de origen guineano pase a ser primera autoridad por voluntad popular expresada en las urnas y por el pacto entre el PSOE y Mes, no tendría que ser noticia por razón de raza y color de la piel, pero aún lo es en una isla abierta al turismo que proviene del norte y cerrada a una inmigración que deriva del sur. Guillem, como Concha, o el resto de sus hermanos, son mallorquines no solo por voluntad propia sino también, aparte de Guillén, todos los demás nacieron en la isla, fruto del refugio buscado por sus padres, huyendo de una más que probable represión contra la etnia “bubi”, minoritaria en la Guinea de la década de los 70, huyendo de una más que probable represión contra la etnia minoritaria.
Guillem es una muestra de que algo comienza a funcionar. No tendría que ser noticia, pero que lo sea es una alegría para los que siempre creyeron en los postulados de la Carta Universal de los Derechos Humanos. Hasta este sábado, las personas negras se asociaban a inmigrantes subsaharianos llegados en pateras, a las prostitutas nigerianas de S’Arenal o a los vendedores ambulantes ilegales. Por eso la alcaldía de Guillem Balboa Buika es tan importante como simbólica Fundador de SOS Racismo en esta localidad mallorquina, Buika considera su elección “un mensaje de integración desde el soberanismo” y sonríe cuando le llaman “el Obama de Mallorca”. Una sonrisa que mantiene en sus labios cuando descubre que el único alcalde negro de todo el Estado se encuentra en Villamantilla (Madrid). Se trata de Juan Antonio de la Morena Doca, hijo de padre español y madre ecuatoguineana, quien encadena tres mandatos con el PP. No esconde que se siente “más independista que nacionalista”. Y está convencido de que el proceso soberanista tendrá consecuencias en las Baleares.
El alcalde Balboa es la metáfora de una isla y una Europa que asume y valoriza a contracorriente su diversidad frente al fantasma del fascismo social. Si Cabrit i Bassa, los últimos resistentes del Castillo de Alaró fueron durante siglos un símbolo de la defensa, Guillem Balboa representa a la mallorquinidad transgresora y resistente del siglo XXI hecha desde el pueblo.