Revista Tecnología
Primer Concurso de RetroRelatos de RetroManiac - Final Fantasy VI
Publicado el 20 julio 2013 por Retromaniac @RetromaniacMag1º Concurso RetroRelatos de RetroManiac
Final Fantasy VI, por Noelia García López
La tierra se vio envuelta en una cruel guerra, sucumbió al poder de la magia y junto a ella desaparecieron los avances tecnológicos.
Tras aquel trágico suceso tiempo después el mundo volvió a renacer, pero 1000 años más tarde la magia que una vez la destruyó, también se perdió y predominaban sobre el mundo la tecnología y las máquinas que lo controlan a su merced.
Mi mundo se halla intranquilo otra vez, una nueva amenaza lo atemoriza en mi época actual y para mí esto se conoce como la eterna lucha entre el bien y el mal, personas crueles que quieren acabar con todo solo por saciar su egoísmo y obtener el antiguo poder de la magia.
Todo esto que estoy contando en estos momentos no lo recordaba en aquel entonces y de algún modo extraño que alcanzo a comprender, desde un inicio me acabo convirtiendo en parte del protagonismo de esta aventura.
Antes de proseguir contando el antes y el después de mi vida, me gustaría presentarme:
Muchos me han descrito como una chica enigmática nacida con el don de la magia, pero yo nunca me vi así, no sabía de mi poder hasta más adelante, y simplemente sé mi nombre o eso creo saber, ya que en tierras japonesas se me conoce como Tina Branford, pero en el resto de la tierra me llaman Terra Branford, y os preguntaréis la razón, pero es algo que no desvelaré, el motivo lo acabaréis descubriendo si sois buenos investigadores.
Pero no he venido a comentaros el origen de mi nombre, sino el origen de mi historia, de mi época atemporal y de las personas que aparecen en la misma.
Todo comienza con mi pasado oscuro, cuando uso esa palabra es refiriéndome a que que no era como yo quería que fuera, ya que yo estaba al servicio del imperio de Gesthal, pero en contra de mi voluntad, atada mentalmente y sin ser consciente de ello.
Yo formaba parte de su escudo y era su arma principal, y al igual que el resto de soldados al servicio del imperio usaba una unidad Magitek, esa armadura en la que te subes y puedes no solo andar con ella sino luchar, ya que te provee de grandes poderes similares a los de la magia.
Y he aquí la introducción de cómo acabo descubriendo cuando recuerdo sus planes conmigo:
Un día a mí y otros dos soldados nos mandaron a una misión, la de encontrar un esper congelado que se hallaba desenterrado en las minas de la ciudad de Narshe.
Llegamos hasta allí sin dificultad pero sí con algún adversario contra el cual luchar, y encontramos en aquel lugar el gran esper congelado, el cual reaccionó ante mi presencia brillando intensamente, me acerqué a él en silencio, yo también emití luz y de repente no sé lo que sucedió, dio paso a la oscuridad.
Poco después de este suceso sin saber el tiempo con exactitud, me desperté en una casa desconocida, sintiendo mi mente vagar en la oscuridad, y la razón de esa realidad se debía a que había perdido la memoria.
Allí me encontré con un hombre el cual me explicó que habían estado manipulado mi mente a merced de sus intereses, con una corona de titiritero, y me movían a su antojo como pieza de ajedrez.
Naturalmente me sentía confusa ante esas palabras, pero todo tenía sentido, por eso no recordaba nada, por eso ese gran dolor de cabeza.
Y de nuevo mi historia una vez liberada de su poder no comenzaba muy bien, venían soldados a por mí, así que tuve que escapar a toda prisa de aquellos que me buscaban por las minas de Narshe, luchando contra otros enemigos allí al mismo tiempo.
Lo único bueno que encontré en las minas aparte de los tesoros que me proporcionaban objetos y equipamiento necesario para sobrevivir, era la existencia de una luz extraña pero cálida, medio plateada, medio azulada que me ayudaba a sentir mejor, donde podía descansar y guardar todos mis recuerdos hasta ese momento.
A pesar de huir las tropas me encontraron, pero afortunadamente para mí la tierra se abrió, me caí, y del impacto me desmayé.
Acto siguiente creo que se me vino a la mente en aquellos momentos de inconsciencia, una escena del pasado con una persona llamada Kefka que fue quien puso aquel aparato manipulador sobre mi cabeza.
Esa persona era quien tenía la mayor ansia de recuperar la magia un milenio después y pretendía usarme a mí y a otra compañera a la cual tenía engañada.
Poco después alguien vendría en mi ayuda, el cazatesoros Locke, y repentinamente aparecieron unos seres encantadores, los Moguris, los cuales nos ayudarían a salir de allí luchando por mí en tres frentes, pero saliendo airosos.
Cuando aquello terminó Locke me transportó hasta la puerta de la salida de las minas, momento justo en el cual me desperté, le miré, intercambiamos breves palabras y me dijo que confiara en él, que me protegería.
A mí me costaba confiar en la gente, lógico, estaba sumida en un oceáno furioso, con olas que se agolpaban y ahogaban, tirándome al fondo cuando intentaba ver la luz, ya que recordar no era una tarea fácil, pero más adelante lo acabaría haciendo.
Sin peligro aparente teníamos dos opciones: quedarnos unas horas visitando en Narshe la academia de los aventureros para aprender mejor cómo defendernos o caminar hasta Fígaro, y reunirnos con nuevos aliados para encontrar un nuevo mañana.
No me voy a despedir, porque sigo aquí, y solamente quiero deciros que este es el principio, pero no el final, tenemos ciudades por visitar, bosques por explorar, personas a las que conocer, a quienes ayudar y un mundo el cual salvar.
Es cierto que el mundo se acaba con uno mismo, pero también se apaga cuando alguien lo intenta destruir, aunque no permitiremos que eso ocurra y que nuestra labor solo se quede en un simple intento, vamos a mantener el futuro cueste lo que cueste.
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