

Sin duda las dos siguientes horas que pasé en el mar fueron unas de las mas satisfactorias de mi vida. No solo no recibí ni un solo golpe, sino que por fin logré coger mis primeras olas de pie. Hubo un momento en el que tras conseguir una sin caerme, empecé a gritar eufórico y un grupo de extranjeros se me quedo mirando, pero la verdad es que estaba tan contento que me importó bastante poco. Ya estaba pensando en como iba a contaros a través de mi blog que lo había conseguido, que había hecho "surf". Después de eso salimos a merendar y tras un largo descanso bajo un sol que ardía nos volvimos a meter en el agua una hora más.