Revista En Femenino

Primer día en la escuela infantil

Por Felizenbrazos

El temido día llegó, ese día que tanto deseaba que no llegase. El día en el que tendría que dejar a mi pequeña al cuidado de unos desconocidos. Sí, inevitablemente, los días pasan inexorables y el día ha llegado. Ayer, mi pequeña empezó la escuela infantil.

La noche previa fue muy mala. Estaba nerviosa, no dejaba de pensar en que por la mañana, la peque se iba a quedar dos horas sin mí, en un sitio que no conoce y con gente a la que no ha visto nunca. No era capaz de dormir, no podía dejar de mirarla, tumbada a mi lado, con su cara de felicidad, sin saber lo que se le avecinaba. Imposible relajarme. Esa sensación de culpabilidad, de no haber hecho todo lo que estaba en mi mano, esa sensación de abandono…. A las dos de la madrugada seguía dando vueltas, buscando a algún alma insomne que compartiera mis penas por whatsapp, pero normal, todo el mundo estaba dormido…. Al final, conseguí dormirme, pero soñé que la princesa, cuando era mayor, me decía que la había abandonado…. Lo que hacen las cabezas pensantes. Vaya noche de pesadilla. Y para colmo, a las 7,15 de la mañana, se despertó y no se volvía a dormir. Bueno, no en ese momento, porque empezó a cerrar los ojillos justo 5 minutos antes de que sonase el despertador….

Esta primera semana es de adaptación. Nos tocaba empezar 2 horas al día. En cada centro, hacen las cosas de una manera, por lo que he podido observar. En casa no me di excesiva prisa con los desayunos ni nada, así que llegamos al centro a las 10.15. Como había más padres dejando a los niños, alargamos el momento de la separación otros 5 minutillos. Al llegar, la peque estuvo contenta y distraída, correteando por el patio de la mano de su hermano, subiendo a un tobogán… Pero en el momento en que su profe salió a buscarla, ya cambiaron un poco las tornas. Se subió a mis brazos y no se quería ir con ella. Al final, se fue, con cara extrañada, pero sin protestar, y hasta nos dijo adiós con la mano. En ese momento, cuando se la llevaron y dejó de verme, empecé a llorar. No lo podía evitar. Que nudo en el estómago, que congoja. Qué recuerdos, de pronto, todos acudiendo en tropel, de cuando pasé por la misma situación hace 11 años con el mayor. Pueden cambiar muchas circunstancias de la vida, pero la sensación de separación de tus hijos, esa no cambia por más tiempo que pase.

Me repito una y otra vez que no debo sentirme culpable, que ella va a estar genial, que va a aprender, que va a conocer a niños, que va a hacer cosas que en casa no hacíamos……. Me repito que es esta sociedad que vivimos la que nos “obliga” a incorporarnos al mundo laboral y dejar a nuestros hijos al cuidado de otras personas. Me repito la suerte que tengo, de haber podido dedicarle 24 horas al día durante 18 meses. Me repito que estoy casi en la ruina, por haber emprendido mi negocio, pero que no me importa, porque lo he hecho por ella y eso nos ha dado un montón de meses extras. Y también me repito que por ese motivo, tengo que volver a trabajar, para tener dinero para llegar a fin de mes y poder cuidar bien de mis dos hijos. Pero a pesar de repetirme todo eso, me sigo sintiendo mal. Con el tiempo, las cosas pasarán. Pero con el tiempo, espero también que el negocio despegue y pueda volver a pedirme una excedencia.

Uy, ya me he enrollado, que esto era un resumen del primer día de escuela.

Bueno, pues en esas 2 horas que tenía (menos, en realidad, jejeje), hice alguna cosilla y nos fuimos pronto a buscarla, 10 minutos antes de la hora estábamos allí, vamos, que en realidad ha estado 90 minutos de adaptación. No sé quién tenía más ganas de verla, si yo o su hermano, que se ha metido dentro, a ver si la veía en clase. Y sí, la vio, estaba tranquila, pero en cuanto ella le vio a él, se puso a llorar y se tiró a sus brazos. Y en cuanto me vio a mí, se lanzó a que la cogiera y a su adorada teta. Me dijeron que al entrar en clase lloró un poquito, pero que luego estuvo jugando e investigando por allí y estuvo genial. Nos han dado una agenda, que tenemos que llevar cada día. Primer día superado.

 

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El camino de vuelta a casa, no habló nada, con lo charlatana que está últimamente, sólo quería estar con su teta y apoyada en mí. Luego, parece que ya se relajó un poco y volvió a salir mi pequeña risueña de siempre. Aunque estaba bastante cansada del madrugón y nos echamos una pedazo de siesta las dos juntitas.

 

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Esta noche ha sido bastante movidita. Se ha revuelto más que de costumbre y se ha despertado un montón de veces llorando y diciendo “no, no, no”. ¿Estaría pensando en la escuela?…. Y ahora queda esperar que los siguientes días sean, por lo menos, tan buenos como el primero. Pienso que dentro de un rato, cuando la lleve, le va a costar más, porque ya sabe que la voy a dejar allí y lo que le espera. Puffff, ya os contaré que tal nos vamos adaptando las dos. Porque esta semana es el periodo de adaptación, pero no sólo de la escuela infantil, también el periodo de las madres que sienten la angustia de separación de sus hijos.

 ¿Qué tal la adaptación a la escuela de los vuestros?


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