Revista Viajes

Primer día: Madrid - Bruselas 23 de diciembre del 2011

Por El Mundo A La Vuelta @mundoalavuelta
El primer día de viaje comienza en realidad la noche anterior al vuelo. Teniendo en cuenta que el vuelo despegaba a las 6:30 de la mañana y la facturación un poco antes, decidimos irnos desde la noche anterior al aeropuerto y pasar las horas previas al vuelo en la T1 de Barajas. 

Primer día: Madrid - Bruselas 23 de diciembre del 2011

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Tomamos el último metro de la noche y arribamos a la T1 a pasar la noche, allí logramos acomodarnos en un rincón junto a decenas de viajeros que hacían lo mismo… evidentemente no es cómodo pasar casi 5 horas sentado en un suelo frío y sin poder dormir tranquilamente pero tampoco fue algo totalmente descabellado teniendo en cuenta que el hacer eso nos supuso estar a tiempo para el embarque, conseguir buen puesto en la fila de entrada y claro, el ahorro de los nada despreciables 25€ del taxi, que podrían significar la entrada a unos cuantos sitios durante el viaje. 
Todo salió según lo previsto y sobre poco menos de las 06:00 comenzamos la facturación y embarque. El vuelo partió pasadas las 06:30 y aterrizó en Bruselas casi 20 minutos antes de lo previsto. Fue un vuelo en términos generales bastante tranquilo, salvo las numerosas ocasiones en que la tripulación de Ryanair intentaba vendernos hasta cupones de “raspa y gane”, pero en conclusión un buen vuelo, con algunas pequeñas turbulencias por el clima pero nada fuera de lo común. 
Sobre las 09:05 ya estábamos con nuestro equipaje en mano y dirección a las taquillas del servicio del Brussels South Charleroi Aiport  servicio de Bus que por 22 euros ida y vuelta, o 13 euros un solo trayecto, te llevan desde el aeropuerto hasta Bruselas. Hay que recordar que en Bruselas existen 2 aeropuertos uno mucho más cercano a la ciudad y el Charleroi que es donde opera Ryanair. 
El trayecto que separa el aeropuerto de Charleroi hasta Bruselas son 60 kilómetros que en condiciones normales serian cubiertos en 45 a 50 minutos, sin embargo la lluvia que caía sobre la capital de Bélgica hizo que el trayecto lo recorriéramos en 1:15 minutos. El destino es la Bruxelles Midi Station y desde ahí nos dimos camino hasta nuestro hotel el Eurostars Grand Place Brussels. Desde este punto comenzamos a caminar dirección Grand Place ya que nuestro hotel estaba muy cerca de allí, afortunadamente ya para ese momento la lluvia había cesado y solo nos acompañaba el frío. En este camino comprobamos lo que nos había comentado “nuestra amiga” en referencia a no buscar alojamiento en la zona de Midi Station. Para nuestro asombro, la primera imagen de Bruselas fue un barrio bastante deteriorado en su arquitectura, sucio y con un aspecto poco aconsejable para pasear en horas con poca luz, sin embargo a pocas calles de allí y más cerca de la Grand Place el panorama ya comenzaba a cambiar radicalmente con la gran belleza arquitectónica y las impactantes imágenes de los famosos comics bruselenses. 
Las calles que rodean la Grand Place son encantadoras, tanto que pasamos de largo el hotel y nos dejamos llevar por cada calle, cada edificio hasta encontrarnos en ella, en la Grand Place, imponente, majestuosa, sobria y claro fría, bastante fría como para dejarla de lado inmediatamente y tomar camino al hotel. La idea era registrarnos, dejar el equipaje, darnos una ducha y desayunar para luego si ir a disfrutar de Bruselas. 
En cuanto al hotel solo tenemos buenos comentarios, excelente y privilegiada ubicación, buen trato, muy buena calefacción que esto era fundamental para nosotros y un precio bastante razonable - económico dadas las fechas en que realizamos la reserva. 
Una vez reconfortados por la ducha caliente y una pequeña merienda, nos esperaba el recorrer parte del centro de Bruselas y claro, observar de manera más tranquila y detallada la Grand Place, que fuese en 1998 catalogada por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad. La plaza es sencillamente una obra de arte, cada edificio tiene tantos detalles decorativos que no existen palabras, fotos ni vídeos que puedan describir la belleza que encierra su exquisita arquitectura y ojo que no sabemos mucho de arte ni mucho menos de arquitectura, pero en medio de esa ignorancia reconocemos que solo genios pudieron hacer posible algo así. 
El edificio más emblemático de esta plaza es el Hotel de Ville que sirve de sede del Ayuntamiento de Bruselas y fue comenzado a construir a principios del siglo XV. Su construcción en estilo Gótico, fue realizada en dos partes, una primera parte contemplaba la ala este (la más larga) y un pequeño campanario y años más tarde ampliado construyendo el ala oeste y pocos años después sustituyeron el campanario por una torre de 96 metros de alto, siendo su cúspide la estatua dorada del arcángel Miguel matando un dragón. Así mismo destaca la Maison du Roi o, Casa del Rey, que hoy día es sede del Museo de la Ciudad famoso, entre otras cosas por poseer el guarda ropa del Manneken Pis. Destacan también las edificaciones correspondientes a las casas de las Corporaciones que junto a la Maison du Roi y Hotel de Ville hacen que no en vano la Grand Place sea catalogada como una de las plazas más bellas del Mundo. 
Otros elementos decorativos y no menos encantadores de la Grand Place eran el gigantesco árbol de navidad ubicado en todo el centro de la plaza y pequeños puestecillos de flores que junto a los múltiples y distinguidos cafés que rodean la plaza, hacen de este lugar el sitio que nunca deberías dejar de visitar. 
Mapa en mano nos dirigimos al encuentro con el Manneken – Pis, sin duda uno de los grandes atractivos de Bruselas. En realidad fue curiosa la búsqueda, puesto que en dos ocasiones previas pasamos justo frente a él pero no lo veíamos. Quienes ya lo conocen entenderán el porqué de esto, sin embargo esperábamos encontrarnos con una estatua mucho más grande. El Manneken Pis es una estatua de 50 centímetros en bronce. Tiene cerca de 400 años y ha resistido asedios y bombardeos, aunque no resistió la astucia de un ladrón quién la robó en 1960 y el original ahora reposa en el museo de Bruselas – Casa del Rey. Cuenta la leyenda que ante el asedio de las fuerzas invasoras que rodearon la ciudad, un niño que orino sobre la mecha de unos cañones salvando de esta manera la ciudad. Otra leyenda atribuye la estatua al hijo de un rico comerciante que desapareció y luego de muchas operaciones de búsqueda el niño fue encontrado orinando y sonriendo en un jardín. El número total de trajes que tiene el Manneken Pis supera los 800, custodiados estos en el Museo de Bruselas y que le permiten al niño que orina cambiar constantemente su apariencia. En esta ocasión lo conocimos con el traje de Santa Claus. 
Dejando atrás al manneken pis nos dirigimos hacia las Galerías Royales St Hubert, pero de camino nos impresionó otro de los tesoros de Bruselas, El Chocolate; calles enteras con elegantes chocolaterías y pastelerías que serían la perdición de cualquier diabético. Esta debe ser una parada obligatoria para todo visitante. 
Las Galerías Royales St Hubert fueron las primeras galerías comerciales de Europa y su diseño arquitectónico es bastante llamativo. Tienen 200 metros de largo y están cubiertas por una enorme cúpula de cristal que permite la entrada de luz y por supuesto aísla la lluvia. Las tiendas ubicadas en la Galería St Hubert son tan variadas como exclusivas; Joyerías, Librerías, Chocolaterías, Ropa y Accesorios, Restaurantes, Cafés, en fin, un centro comercial bastante exclusivo y digno de admirar por el paisaje que dibuja, eso sí, bastante fuera de nuestro presupuesto, así que un par de fotos y a la fría calle a continuar el trayecto, el próximo destino sería la Catedral de St. Michael y St. Gudula. 
La Catedral de St. Michael and St. Gudula es el principal templo del catolicismo en Bélgica. El estilo gótico de su estructura fue comenzado a principios del siglo XIII y culminado dos siglos más tarde. Ha sido objeto de saqueos por parte de protestantes y revolucionarios franceses, lo cual ha hecho que pierda belleza en su interior, así que es difícil imaginar la gran belleza de esta Catedral ya que tal como la hemos visto es espectacular, especialmente por sus increíbles vitrales. 
Luego de la visita a la Catedral comenzamos a caminar a la deriva y nos llamo la atención un pequeño mercadillo de artesanías y artículos relacionados con la navidad ubicado en una plaza llamada Ágora, en donde también encontramos un pequeño monumento con la estatua de Charles Buls. El monumento muestra al hombre sentado junto a su perro, detrás del él se erigen miniaturas de los edificios emblemáticos de Bruselas. Charles Buls fue alcalde de Bruselas y defensor de los edificios históricos ya que bajo su gobierno existía un plan urbanístico que buscaba derrumbar todos los edificios antiguos; gracias a su defensa, hoy podemos disfrutar de la Grand Place en todo su esplendor. 
La plaza del Ágora es antesala de la Plaza España que se encuentra a pocos metros, al igual que la Iglesia de la Madeleine, todo esto lo encontramos en un radio de cincuenta metros. Y es en este pequeño espacio en dónde encontramos a mi juicio lo mejor de Bruselas “Las Patatas Fritas”. Un pequeño restaurante llamado “Belgian Frit’n Toast Resto-Snacks” ofrece a nuestro juicio las mejores patatas fritas que hayamos comido nunca. Exquisitas.  
Luego de comer las mejores papas fritas que hayamos probado, continuamos caminando sin rumbo fijo, solo dejándonos llevar por la ciudad, de esta manera atravesamos unas cuantas calles hasta llegar a una imponente iglesia, también gótica llamada “Église Notre-Dame du Sablon”. A diferencia de la Iglesia de St. Michael and St. Gudula, Notre-Dame du Sablo es mucho más sencilla - modesta en su interior, aunque destaca sus impresionantes vitrales. 
Por uno de los costados de la Iglesia y tan solo con cruzar la calle, no encontramos la place du Petit Sablon Kleine Zavel, una pequeña plaza con un bello jardín rodeado de 48 columnas y cada una de ellas con una estatua que representan cada uno de los gremios que existían en el siglo XVI; asimismo encontramos en esta plaza una pequeña fuente conmemorativa de los condes Egmont y Hornes quienes fueron decapitados por ser los impulsores del levantamiento Neerlandés contra el gobierno español de Felipe II. 
Luego de visitar esta tranquila plaza, continuamos con el plan de caminar sin rumbo fijo y fue de esta manera que nos encontramos con la Plaza Royale, la misma que alberga los Reales Museos y la magnífica iglesia de St. Jacques – Coudenberg, que con sus imponentes 6 columnas se destaca sobre los demás edificios que componen la Plaza Royale. 
Tan solo a unos 50 metros de la plaza Royal ubicamos el Monte de las Artes “Mont des Arts”. Es una plazoleta que goza de unas privilegiadas vistas del centro de la ciudad y que por sí misma constituye un atractivo turístico por los Museos que acoge como el Museo Belvue, el Palacio de las Bellas Artes, el Palacio de Congresos y que además rodean el agradable y bello jardín Albertina que no pudimos observar a plenitud puesto que fue utilizado como sede de un también muy bonito mercadillo navideño y digo bonito no por el mercadillo en sí, sino por las casitas de madera en medio de los árboles y con lucecitas navideñas que le daban al Mont des Arts un ambiente especial. Una atracción bastante llamativa de la plaza es el Reloj de los Ciudadanos, compuesto por doce figuras representativas de personajes históricos y folclóricos de Bruselas. 
Eran poco mas de las cuatro de la tarde, comenzaba a oscurecer, el frío y el cansancio ya hacían sus efectos, así que decidimos dar vuelta hacia el Hotel, no sin antes comprar algo para la cena, nos esperaba otro día bastante largo, así que a descansar y cerrar el primer día de nuestro viaje de Navidad. París nos esperaba. 

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