Revista Salud y Bienestar
El equipo de investigación del IDIBELL que dirige Manel Esteller ha descrito la huella epigenética de las enfermedades más importantes: el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y las neurodegenerativas. Se trata de un primer mapa de las "señales" que hacen que los genes se activen o no para dar lugar a estas patologías, y que explicarían por qué hay personas que, teniendo los mismos genes, unas desarrollan la enfermedad y otras no.
"La genética es el abecedario mientras que la epigenética son los signos de puntuación del mismo que le dan sentido", afirma Esteller. A estas señales se las llama metilaciones. Son grupos químicos que se unen al puzzle genético para, como si se tratase de un interruptor, hacer que el gen se exprese o no. Los investigadores han analizado tejidos sanos y enfermos de más de 1600 personas. En ellos han podido localizar unas 1500 metilaciones, explica Esteller, y observar que sus alteraciones son diferentes en cada enfermedad.
"Corresponden a las regiones del genoma más significativas, a final de año tendremos más", precisa. En el caso de demencias como el alzheimer o la demencia por cuerpos de Lewy, los investigadores han descrito las alteraciones en la metilación de genes que intervienen en el proceso neurodegenerativo, haciendo que en el cerebro se acumulen depósitos de la proteína betamieloide y no se elimine, tal como ocurriría en individuos sanos. En el caso de las enfermedades cardiovasculares, los investigadores han podido precisar los cambios epigenéticos que afectan a los genes que intervienen en la formación del endotelio.
Cuando dejan de expresarse o se expresan de forma más elevada puede ocurrir una trombosis. Los investigadores también han definido la huella epigenética de los diferentes tipos de cáncer. Las metilaciones que transforman una célula sana en cancerígena alteran genes que tienen que ver con la división celular y son diferentes en cada tipo de cáncer. "Esta huella genética va a ser muy útil para tratar las metástasis de origen desconocido", explica Esteller. Se trata de un tipo de metástasis que no se puede tratar porque no se sabe en qué parte del cuerpo se encuentra el tumor cancerígeno que la origina y, por lo tanto, no se sabe qué terapia aplicar.
"Cada tipo de cáncer tiene su propia huella epigenética, analizándola podremos saber si es de mama, de colon o de cualquier otro órgano, y así tratar correctamente este tipo de metástasis que afecta a un 5-10% de los pacientes", explica Esteller. En los cambios de la metilación intervienen factores tan variados como el ambiente, el estilo de vida o el propio envejecimiento. Con la edad, la metilación sufre anomalías. Esteller explica que su equipo está perfeccionando el test que han utilizado para investigar con el objetivo de comercializarlo, tanto como método de diagnóstico como para determinar los primeros daños celulares antes de que desemboquen en una enfermedad. La investigación aparece publicada esta semana en Genome Research.
**Publicado en "EL PAIS"
"La genética es el abecedario mientras que la epigenética son los signos de puntuación del mismo que le dan sentido", afirma Esteller. A estas señales se las llama metilaciones. Son grupos químicos que se unen al puzzle genético para, como si se tratase de un interruptor, hacer que el gen se exprese o no. Los investigadores han analizado tejidos sanos y enfermos de más de 1600 personas. En ellos han podido localizar unas 1500 metilaciones, explica Esteller, y observar que sus alteraciones son diferentes en cada enfermedad.
"Corresponden a las regiones del genoma más significativas, a final de año tendremos más", precisa. En el caso de demencias como el alzheimer o la demencia por cuerpos de Lewy, los investigadores han descrito las alteraciones en la metilación de genes que intervienen en el proceso neurodegenerativo, haciendo que en el cerebro se acumulen depósitos de la proteína betamieloide y no se elimine, tal como ocurriría en individuos sanos. En el caso de las enfermedades cardiovasculares, los investigadores han podido precisar los cambios epigenéticos que afectan a los genes que intervienen en la formación del endotelio.
Cuando dejan de expresarse o se expresan de forma más elevada puede ocurrir una trombosis. Los investigadores también han definido la huella epigenética de los diferentes tipos de cáncer. Las metilaciones que transforman una célula sana en cancerígena alteran genes que tienen que ver con la división celular y son diferentes en cada tipo de cáncer. "Esta huella genética va a ser muy útil para tratar las metástasis de origen desconocido", explica Esteller. Se trata de un tipo de metástasis que no se puede tratar porque no se sabe en qué parte del cuerpo se encuentra el tumor cancerígeno que la origina y, por lo tanto, no se sabe qué terapia aplicar.
"Cada tipo de cáncer tiene su propia huella epigenética, analizándola podremos saber si es de mama, de colon o de cualquier otro órgano, y así tratar correctamente este tipo de metástasis que afecta a un 5-10% de los pacientes", explica Esteller. En los cambios de la metilación intervienen factores tan variados como el ambiente, el estilo de vida o el propio envejecimiento. Con la edad, la metilación sufre anomalías. Esteller explica que su equipo está perfeccionando el test que han utilizado para investigar con el objetivo de comercializarlo, tanto como método de diagnóstico como para determinar los primeros daños celulares antes de que desemboquen en una enfermedad. La investigación aparece publicada esta semana en Genome Research.
**Publicado en "EL PAIS"
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