El primer año del Chiquinini no nos movimos casi de casa.¡ Con lo que éramos nosotros para esto de los viajes! Pero estábamos agotados. El niño era de poco dormir, de madrugones y desvelos, y esa era la causa principal de no tener ganas de viajar y además alterar sus rutinas. El ser padres primerizos imagino que también influía algo, pero sobre todo era el agotamiento acumulado por meses de mal dormir.Así que hasta que no tuvo 15 meses no nos animamos. A partir de los dos añitos la cosa cambió y hasta nos fuimos con él a Londres. Pero el primer año ya digo que nada de nada.
Chiquinina es más tranquila, le hemos perdido el miedo a muchas cosas con estos tres añitos de experiencia, y nos apetecía mucho ir a la playa. Por nosotros y por el Chiquinini. Así que hemos hecho una primera escapada como toma de contacto mientras llegan las vacaciones. Yo estaba preparada para lo peor, sobre todo en el viaje, pero….Grata sorpresa. Todo ha ido fenomenal.
En los dos largos trayectos en coche, ni una ruido. Chiquinina es más dormilona, así que hizo casi todo el viaje dormida. Y cuando no lo estaba se entretenía con los sonajeros y demás. No me lo podía creer.Si es la ciudad siempre que la monto en el coche protesta! En cuanto a Chiquinini, como ya es ”mayor” y puede ver pelis, todo se arregló entre alguna cabezadita y varias sesiones de Cars. Increíble pero los dos viajes casi del tirón.
Otra nueva “aventura” iba a ser el dormir los cuatro en la misma habitación. Que si uno pide agua, que si a la otra se le cae el chupete, que si uno madruga más y la otra no se termina de dormir a la hora de acostarse, despertándose el un@ al otro@…Me esperaba un festival. Pero tampo, todo fue bastante bien y dormimos.
En la playa Chiquinini se entretiene como en ningún sitio. Con el cubo y la pala, es la única forma conocida de que juegue él solo. Lo de bañarse en el mar no lo consiguió, empeñadito como estaba en que había tiburones. Eso es por culpa de los documentales de bichos que le pone mi madre en La Dos, fijo. Otra explicación no se me ocurre.
Por lo demás, la Chiquinina flipaba con las olas. Me mejoró el tratamiento de belleza a base de frutas hidratantes, añadiendo a la fruta una exfoliante de arena marina estupenda... Casi tuvimos que pagar daños y perjuicios en algún restaurante porque se empeñaba en comerse el mantel, tiraba de él, y arramplaba con todo lo que había en la mesa…Pero estaba feliz, muy contenta.
En resumidas cuentas, la experiencia, aunque agotadora ( como todo con niños, no?), ha sido muy buena. Lo peor :
- Momento-maletas. Dios mío! Qué locura y que cantidad de cosas para tres días… Dos horas casi de reloj para pensarlo y organizarlo todo…Un dolor.
- El momento de recoger para el viaje de vuelta, pues Chiquinini se agarró al palo de la sombrilla diciendo que no y que no, y sólo le faltó entonar el no, no, no nos moverán…de Chanquete.Y como he escrito ya dos entradas con florituras de mis niños, en la próxima contaré algún contratiempo.