Habrá que empezar el año 'respirando' otros aires, visitando y conociendo otros lugares. Con prudencia, eso sí, pero realizar una escapada de fin de semana para inaugurar 2022 con los miembros de la unidad familiar es una buenísima terapia. Es otra manera de conocer la historia y disfrutar de las costumbres del lugar. Os proponemos que pongáis rumbo a Toro, un bello municipio de Zamora a poco más de dos horas de Madrid y que conforma un espectacular mosaico de monumentos de gran valor cultural. Una ciudad repleta de edificios eclesiásticos de gran valor, casas blasonadas, coquetas callejuelas y también una rica gastronomía. Aunque haga frío -normal en la época- u os sorprenda la lluvia, su Plaza Mayor porticada es un buen lugar para guarecerse y disfrutar de las propuestas de los locales culinarios que la rodean.
De la Colegiata al Espolón, un paseo histórico
Si bien la Colegiata de Santa María la Mayor es el edificio emblemático por excelencia, el Espolón es el punto neurálgico para los encuentros, paseos y ocio de los peques. Desde su mirador se aprecia la vega del río Duero, que de alguna manera 'baña' los límites del municipio.
La Colegiata se construyó a lo largo de casi cien años -del siglo XII al XIII-, es de estilo románico, pero, al ser edificada en dos periodos largos de tiempo, también refleja el gótico. Cuenta con tres porticadas siendo el Pórtico de la Majestad la más destacada, por la belleza de su policromía y la gran profusión de pequeñas esculturas que la jalonan. Dentro de ella, y entre varios cuadros de valor, llama la atención el de la Virgen de la Mosca. Pero algo que os gustará a todos es subir a su torre, desde la que se aprecian magníficas vistas. Claro que hay que hacer acopio de fuerzas para subir sus 138 peldaños de la escalera de caracol.
Toro cuenta con varias iglesias, conventos y monasterios. Si queréis aprovechar bien el fin de semana, una buena opción es que acudáis a la Oficina de Turismo, dentro del alcázar (Monumento Histórico Artístico desde 1931, junto al Espolón) y adquirir, por 5 euros, una visita guiada por la Colegiata y tres de sus iglesias la de San Sebastián de los Caballeros, la de San Salvador, la de San Lorenzo el Real y también el Santo Sepulcro. Allí os informarán de otro tipo de recorridos y de las actividades para los niños que estén vigentes en ese momento. Hay otros edificios, como el teatro Latorre (cuya construcción, dedicada a un actor torensano, data de 1845) muy interesantes de ver o sus famosas bodegas con denominación de origen.
Símbolos de la ciudad y lugares para el disfrute
A las puertas del alcázar un toro de granito recuerda la ocupación celtíbera y todo apunta a que esta escultura es el origen del nombre del municipio. También es destacable su Torre del Reloj, única huella de lo fue la muralla medieval de la ciudad. Dicen que para construirla el agua de la argamasa se sustituyó -ya en su rehabilitación en el siglo XVII- por vino. El Puente de Piedra o Puente Románico es otra de las enseñas de Toro. Tiene 22 arcos de medio punto y se construyó en el siglo XII, el Duero a sus pies. Es otro de los lugares en los que admirar la vega. También hay que tener en cuenta edificios civiles como el Palacio de los Marqueses de Alcañices, el Palacio de Bustamante (donde pasó un tiempo Santa Teresa de Ávila) y el Palacio Rejadorada (hoy convertido en hotel).
Si postergáis el viaje a otra época del año, tenéis que tener en cuenta que en Toro -que llegó a ser provincia, a principios del siglo XVI, con la inclusión de Reinosa, Carrión y Palencia-, el 8 de septiembre se celebra su fiesta patronal en honor a la Virgen del Canto, que sus carnavales -si la situación sanitaria lo permite- están declarados como Fiesta de Interés Turístico Nacional, y que su fiesta mayor es la de San Agustín, el 28 de agosto. Mención aparte, dada la riqueza vitivinícola, es la Fiesta de la Vendimia, en el mes de octubre, que cuenta con mercado medieval y desfile de carrozas. Pero volvemos al presente inmediato...
Una gastronomía destacable
Empecemos por los productos que le dan fama y gustan a todos los miembros de la familia, como el queso de oveja, el tostón (cochinillo asado), el bacalao al ajoarriero, sus múltiples caldos (tan agradecidos en esta época) o su morcilla con piñones, de sabor dulce, pero que marida perfectamente con otros productos salados. Entre las apuestas dulces tiene mucho éxito el bollo coscarón o torta de chicharrones, los nevaditos (que no solo se compran y consumen en fechas navideñas) o los rebojos, una especie de bizcochitos de origen medieval, y las pastas almendradas. En fin, cuenta con todo un universo confitero.
Si buscáis un lugar para comer con excelente carta, buen servicio y productos de calidad (destacan el cordero y el bacalao) Doña Negra (en la calle Odreros, 10, teléfono: 980 98 70 68) es una excelente recomendación (no solo nuestra). ¡En marcha!
No os podéis perder la visita a Urueña
Si dispones de tiempo, pese a lo mucho que ver en Toro, os recomendamos aprovechar para visitar este pueblo vallisoletano. Situado a poco más de 40 kilómetros de Toro, es una pequeña y bellísima localidad -reconocida como uno de los pueblos más bonitos de España-, y que además ostenta con orgullo el titulo de "Villa de los Libros de España" desde 2007. Un lugar que, aunque parezca mentira, tiene más librerías y museos que bares. En un artículo anterior os hemos hablado de él: Urueña, bello pueblo medieval lleno de librerías y museos.