Golda Meir fue la primera mujer en ocupar la presidencia del joven estado de Israel. Mujer luchadora y tenaz, trabajó toda su vida por la defensa de su pueblo y la creación de un estado judío. Sus pasos la llevaron a la presidencia de Israel. Pero su fallida actuación en la fatídica guerra del Yom Kippur, empañó el trabajo de toda una vida de lucha.
La pobreza de su infanciaGolda Mabovitch nació en Kiev, entonces perteneciente al Imperio Ruso, el 3 de mayo de 1898. Golda era la séptima de ocho hijos de una familia tradicionalista judía que vivía en una amenazante pobreza. Su padre Moshé Mabovitch, un humilde carpintero, no pudo evitar ver morir a cinco de sus hijos cuando eran aún unos niños. Además de la pobreza, la familia Mabovitch tuvo que sufrir la creciente oleada de antisemitismo que se empezaba a extender por Europa.
Ante esta situación, Moshé emigró a los Estados Unidos en 1903 dejando en Kiev a su mujer y a sus tres únicas hijas. Poco tiempo después, en 1906, toda la familia se reuniría en Milwaukee, Wisconsin, donde pudieron vivir alejados de la pobreza y las persecuciones.
En la tierra de las oportunidadesSituados en la tierra de las oportunidades, Golda pudo estudiar y dedicarse a su gran pasión, la docencia. Pero sus experiencias en Europa la habían llevado también a querer luchar por la causa sionista, por lo que no dudó en afiliarse al patido político socialista judío.
En la tierra prometidaEn 1921, Golda y su prometido Meir Meyerson decidieron emigrar a Palestina, entonces colonia británica. Años después les seguirían el resto de su familia. La pareja vivió cuatro años en el kibutz Merjavia, donde, a pesar de no poder dedicarse a ser profesora de inglés, pasó unos años felices cuidando la tierra de la comunidad judía. No así lo vivió su marido, quien presionó a Golda para marchar a vivir a Jerusalén y tener una existencia mucho más acomodada.
Fue allí donde el matrimonio Meyerson tuvo a sus dos hijos, Menájem y Sara. A pesar de la insistencia de Meir de marchar del kibutz, la pobreza parecía perseguir a la pareja que vivió años de escasez y penurias. La mala situación económica hizo mella en la relación. A pesar de que Golda y Meir nunca se divorciaron oficialmente, terminaron sus vidas separados.
El camino a la presidenciaEn 1928, Golda aceptó el cargo de directora de la rama femenina del Histadrut, el movimiento laborista judío de Palestina, y se trasladó con sus hijos a vivir a Tel Aviv. Una de las principales tareas de su nuevo cargo consistió en viajar a los Estados Unidos para recaudar fondos para la causa judía. De vuelta a Palestina, Golda ascendió a delegada del Partido Laborista.
Cuando en 1946 la Segunda Guerra Mundial había terminado y la situación en la colonia inglesa de Palestina se hacía insostenible, tuvo lugar el llamado Sábado Negro. Ante la presión judía en defensa de la independencia, Inglaterra respondió con el arresto masivo de los principales líderes sionistas. El vacío de poder fue ocupado al momento por Golda, quien se convirtió en jefa del departamento de Estado del comité central de la Agencia Judía, la Sojnu.
En su nuevo cargo, Golda protagonizó las negociaciones con Inglaterra para conseguir un plan de Partición de Palestina. El 29 de noviembre de 1947, las Naciones Unidas proclamaban la creación en Palestina de un estado árabe separado de otro judío. Palestina se había liberado de la colonización inglesa, pero empezaría una lucha interminable por el control territorial entre árabes y judíos. Golda Meyerson fue una de los 25 firmantes del acta oficial de creación del estado de Israel, firmada el 14 de mayo de 1948.
Los siguientes años, Golda los pasó viajando por Estados Unidos y Rusia, donde ejerció como primera embajadora de Israel, para recaudar fondos para la inminente guerra con el estado árabe de Palestina. En 1949, el partido Laborista la eligió como candidata a la primera legislatura del primer parlamento israelí, el Kénset. Al mismo tiempo era elegida ministra de Trabajo y Seguridad Social. Siete años después, cambió la cartera por la de Asuntos Exteriores. En febrero de 1969, la muerte repentina del primer ministro Levi Eshkol, la encumbró, para sorpresa de la propia Golda Meir, a candidata a la presidencia. Las elecciones posteriores rafiticaron su candidatura. El 17 de marzo de 1969 Golda Meir se convertía en el cuarto primer ministro del estado de Israel, siendo la primera mujer en ocupar el cargo, que mantendría hasta 1974.
Trabajadora incansableDurante los años como ministra y después como presidenta, Golda Meir no se olvidó de sus orígenes pobres y luchó contra las injusticias sociales. Fue una muy buena representante de su joven estado en el resto del mundo defendiendo la causa sionista. Su trabajo dio a Golda una imagen de luchadora y protectora de su pueblo, quien la llamaba cariñosamente la madre judía.
Un error fatalEn 1973 estallaba la enésima guerra entre árabes e israelíes. La conocida como Guerra de Yom Kipur, se iniciaba el 6 de octubre, día de dicha festividad hebrea, cuando Egipto y Siria lanzaron por sorpresa una ofensiva militar contra Israel.
Israel consiguió hacer frente a la alianza de países árabes pero las negociaciones de paz posteriores dejaron a los judíos en una situación de inferioridad. Los países árabes supieron jugar muy bien la baza del petróleo para imponer sus condiciones.
Los resultados negativos de la guerra llevaron a una campaña de desprestigio contra su primera ministra acusada de no haber previsto el ataque árabe y no haber conseguido una paz favorable para Israel.
Una retirada a tiempoA pesar de todo, Golda Meir volvió a ganar las elecciones de 1974. Sin embargo, aun con el recuerdo de su mala gestión en la guerra, la primera ministra decidió actuar en consecuencia. El 11 de abril de aquel mismo año, Golda Meir presentaba su dimisión y se retiraba a vivir al kibutz Revivim.
Golda Meir vivió junto a su hija Sara los últimos años de su vida. El 8 de diciembre de 1978, un cáncer terminaba con su vida. Fue enterrada en el panteón de los Grandes de la Patria en el Monte Herzl de Jerusalén.
Si quieres leer sobre ella
Mujeres líderes en política: Modelos y prospectiva, Michael GenoveseGénero: Ensayo