Además de la novedad de ser 3 , de controlar cenas, regalos, ropitas, cansancio… Llegó la subida de la leche…
La sensación que noté con esa subida empezó siendo de ardor en los pechos, sobre todo en los pezones. Y cuando notaba ese ardor, los pechos escurrían leche (veréis que se diferencia muy bien del calostro por el color, y por el sabor también)
Al cabo de un rato me dí cuenta de que además estaban duros como piedras e hinchados. Lo primero que pensé fue en: “Uau vaya pechotes”. Para luego pensar “uy pues esto molesta” y más tarde “ufff que dolor”.
En este momento rebusqué en la memoria la teoría de las clases preparto para sobrellevar este tema: agua caliente o paños calientes para reblandecer y “ordeñate” un poco. Y las opciones que siguen otras mamis amigas: sacaleches para vaciar un poco y reblandecer y los paños calientes.
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La verdad que enseguida controlé la situación, aunque al principio me vi pasando la peor de las noches por dolor y por descontrol de las tomas de la beba…
Qué hice: estrenar el sacaleches, no salía mucho, y estuve como 15 minutos en cada pecho, y ponerme antes de cada toma una toalla pequeñita (de estas de bidé). La verdad que el alivio se notaba, y las tomas las realizó con bastantes ganas, yo creo que la beba se sorprendía de la cantidad que salía y estaba encantada. Tras cada toma se quedaba dormida y como un reloj, a las 2 horas se despertaba para pedir más.
La primera noche en casa en muy necesaria la ayuda del papi, porque los puntos tiran, estás cansada, todavía no sabes como reaccionar o lo que funciona o lo que no para tranquilizarla, dormirla, que mame bien… La verdad que el “papá en pañales” es todo un padrazo!