Llevo ya una semana en Toronto, el tiempo pasa volando. No como en los aviones. Qué viaje más lento y largo, por dios.
El caso es que en esta semana he hecho todo o casi todo lo importante: número de teléfono canadiense, número de seguridad social, cuenta en el banco -qué follón-, paseo por el barrio para conocerlo, compra de supervivencia básica en el supermercado, compra de tarjeta de transporte -3,25$ cada viaje, ojú. Unos 2€ al cambio-, viajar en tranvía, comprar un café en una cafetería, preguntar en el metro por el andén correcto... Y todo en inglés.
Como punto negativo diré que me han tocado días de temporal, con mucho frío, -20º, no exagero; nieve, viento, en los que no se podía salir de casa. Pero no solo yo, sino los propios canadienses. Uno de los días cerraron todas las guarderías y colegios, algo que me han dicho que no es habitual en este país, así que imaginaros cómo era el tiempo ese día para que aquí, que están acostumbrados, cerraran. E incluso he visto tiendas que no abrían debido al clima.
Pero también he podido ver algo de Downtown, el centro de Toronto, aunque algo rápido, la galería de arte de Ontario -conocida también como AGO de Art Gallery of Ontario-, maravillosa y enorme, con un montón de arte que no pude ver entero. Pero a la que volveré porque además los miércoles por la tarde es gratis. Estuve dos horas y vi todo rápido así que ir allí es pasarte mínimo 3 horas recorriendo pasillos.
Este mes como es el mes de Black History, había una parte dedicada al arte creado por mujeres negras. Había cosas curiosas de ver.Esto es lo que podéis encontrar en la galería, al menos por ahora.
He rematado mi primera semana comiendo en Koreatown, no sé muy bien cómo acabé allí. Pero ese barrio espero que acabe apareciendo en Madrid. No solo hay restaurantes, sino que también tenían un supermercado muy grande. No compré nada pero bien me podía haber llevado media tienda.
También he investigado mi barrio, en el que casualmente hay un sitio dedicado a la impresión fotográfica que también hace las veces de galería. El dueño me enseñó todo, literalmente, las impresoras, los diferentes laboratorios, fotos que han impreso allí... y me invitó a que acudiera a la próxima inauguración para hacer amigos, así que posiblemente me deje caer.
Y en mi afán explorador, seguí caminando lo que la nieve y el frío me permitía para pasar por una cafetería que había visto de camino a mi casa. No solo la encontré sino que me compré un bollito y un café -café café... fuera de España llaman café a cualquier cosa, la verdad-, y cómo no, hablé con la dueña. Soy exótica, y eso que tengo cara occidental, no como en Corea. Pero aquí la gente es muy simpática y se interesa por saber de dónde eres, qué haces aquí, cuánto tiempo vas a quedarte, etc. Luego entró una clienta/amiga, y la dueña rápidamente le puso en antecedentes conmigo y la señora me dijo que estuviera abierta a otras opciones más allá de donde estoy. Imagino que lo diría porque esta semana ha habido temporal o porque no le gusta demasiado la zona.
Como remate final, no podía ser de otra manera: he pillado un resfriado.
San Valentín en casa y con un leve catarro. Muy canadiense.
Mi regalo para vosotros, lo que se ve desde la galería en la parte de arriba. Bonito, ¿verdad?