El pasado viernes llevamos al peque por primera vez al Circo. Gracias a la generosidad de La Teta Reina, que nos regaló unas entradas (gracias Teta, eres estupenda), pasamos una bonita tarde de circo y palomitas.
Se trataba del Circo de Teresa Rabal, situado en la madrileña glorieta de Cuatro Caminos. Un circo pequeño, familiar, un circo pensado tanto para los padres como para los hijos. Y es que todos los papás y mamás nos sabíamos las canciones que Teresa Rabal cantaba. ¡¡Qué recuerdos!!. El Veo, veo, Me pongo de pie y me vuelvo a sentar,..... Anda que no las he cantado yo veces. Y es que Teresa Rabal es mucha Teresa Rabal y desde hace mucho tiempo.
Canciones, bailes, malabares, bailarines, magia, payasos. Yo temía que no aguantara ni media hora, ya sabéis que su fuerte no es mantener la atención mucho rato seguido, ni parar quieto. Parar, lo que se dice parar, paró poco, saltos en los asientos, medias caídas, en fin. Pero su atención si la lograron captar. Las canciones le gustaron aunque menos, y no por nada, sino porque sonaba muy muy alto. A mi hijo no le gustan nada el exceso de volúmen. Pero lo demás le encantó. De vuelta a casa iba muy emocionado y cantando, incluso esta mañana me cantaba "Me pongo de pie, me vuelvo a sentar,..., porque a los oficios vamos a jugar". Lo malo es que había un intermedio y cuando encendieron las luces él ya dijo que quería irse. No le conté que después había magos y muchas cosas más, porque acababa muy tarde, teníamos que regresar en metro y tampoco quería forzarle y provocar un cansancio extremo. Así que en la pausa, decidimos irnos. Con mi hijo es mejor hacer las cosas paso a paso, que a estas alturas de la película ya nos conocemos.
Así que como la experiencia ha ido mejor de lo que yo esperaba repetiremos. Elegiremos esta vez algún circo con animales, elefantes, leones, mucho malabarista (que le han encantado), payasos.... Cerca de casa tenemos un par de opciones, así que de cara a las vacaciones de Navidad una tarde la tenemos asegurada.