'Primera y última comunión'. Llegan los meses estrella para las primeras comuniones

Imagen: lasallecordoba.com

Como se ha notado que este fin de semana ha habido primeras comuniones. En mi caso me llegaron a invitar hasta a 16, pero entre que soy ligeramente antisocial y que si llego a aceptar aunque hubiese sido solo la mitad, me habría costado un ojo de la cara o incluso un riñón me inventé una excusita. Es por ello que este fin de semana, me he puesto enfermo de manera voluntaria y curiosamente hoy, ya estoy mejor.

Pero, ¿por qué unos padres quieren que su hijo o hija haga la Primera Comunión? En primer lugar podríamos pensar que su intención, al ser religiosos, es que los pequeños formen parte de uno de los siete sacramentos de la Iglesia Católica, y uno de los tres sacramentos de iniciación a la vida cristiana junto al bautismo y a la confirmación.

Otra de las ideas que se me ocurre radica en la continuidad de la costumbre ya que, y aunque hoy día esos padres ni vayan a la iglesia y prácticamente crean en el catolicismo, como ellos la hicieron, intentan que la tradición no se pierda y es su descendencia quien continúa con la misma.

Aunque quizá la idea que más peso coge y sobre todo por cómo se ha desarrollado la vida religiosa posterior de muchos niños que han sido guiados por sus padres hasta un camino tan eclesial, es que la Primera Comunión la hacen para aparentar, no ser menos que sus vecinos o amigos y encima tener una oportunidad de pasar un domingo entre canapés, sangría y aperitivos varios.

Lo más triste de todo es que muchos, aún no siéndoles posible, se aventuran a entrar en una operación económica muy poco rentable y es que, si en las bodas sí se suele obtener algo de beneficio por los ingresos en metálico, el coste de una primera comunión, pocas veces se ve sufragado por culpa de los detalles que llegan en forma de juguete. Así que si es religioso y cree, haga una primera comunión austera, alquile el traje, y solo invite a unos pocos familiares, porque como dijo el legislador griego Solón de Atenas: “La austeridad es una de las grandes virtudes de un pueblo inteligente.”

Esta es la crónica habitual, de un día como otro cualquiera…