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Las primeras 16 cooperativas no agropecuarias en Cuba comenzarán a funcionar el 1 de julio en la provincia de Artemisa, al oeste de La Habana, la mayoría dedicadas a la venta de productos agropecuariaos, dijo este domingo la Agencia de Información Nacional (AIN).
Se trata de las primeras 16 de las 126 que el gobierno autorizó a funcionar de manera experimental en todo el país, hasta que el Parlamento apruebe, tal vez en diciembre, una legislación definitiva para su funcionamiento.
De esas 16 en Artemisa, 13 estarán dedicadas a la venta minorista de productos agropecuarios y sus derivados; una al transporte, que ya cuenta con 71 asociados; otra brindará servicios de construcción, y la última “reciclará, procesará y comercializará materias primas”, añadió.
La formación de cooperativas no agropecuarias está prevista en las reformas económicas que lleva adelante el presidente Raúl Castro, aprobadas por el VI Congreso del Partido Comunista (PCC, único) realizado en abril de 2011.
Esos cambios han ampliado el trabajo por cuenta propia y las pequeñas empresas privadas, pero el Gobierno está más interesado en las cooperativas, con las que tiene previsto ser menos riguroso en materia fiscal.
“Existe un grupo de actividades estatales que al gobierno le interesa traspasar al sistema de cooperativas”, dijeron funcionarios a la revista Bohemia.
Rogelio Regalado, miembro de la gubernamental Comisión de Implementación de las reformas, explicó a la revista que en esos casos la empresa estatal les hace la propuesta a los trabajadores, quienes tienen prioridad para hacerse socios, voluntariamente.
“Si no existen obreros dispuestos a asociarse, el inmueble y los medios son sometidos a licitación pública”, explicó.
Por su parte, Rubén Toledo, miembro de la misma comisión, explicó que si un grupo de personas deciden unirse en una cooperativa, “pueden colectivizar la propiedad de los medios” o “mantener la propiedad individual y colectivizar la gestión, compra de insumos, comercialización y actividades colaterales”.
El requisito fundamental para su funcionamiento, dijo Toledo, es que “las utilidades se repartan en función del trabajo aportado”, pues “si algún socio aporta capital para comprar bienes, eso no le otorga prerrogativas”, y el dinero le será retribuido por la entidad, como un préstamo.
Regalado aclaró que las cooperativas tendrán autonomía y “no se subordinan en lo administrativo a ninguna entidad estatal”, aunque en algunos casos “determinadas unidades cumplirán con encargos estatales”, por interés oficial en alguna producción, como la pesca y el cultivo de camarones.