Antes de comenzar mi próxima aventura, de la que no he informado a través de mi blog pero que ya esta a puntito (como véis, casi no actualizo y es que, entre trabajar, tener vida social y viajar no me quedan horas en el día literalmente), he venido a pasar unos días a mi segunda región favorita del mundo, después de mi Asturias: los Balcanes.
La idea era pasar unos días en Sarajevo, donde viví cuatro meses, viendo amigos, pero encontré un vuelo por 40 euros a Rumania, a la ciudad de Timisoara, desde Madrid, así que para aquí que me vine, con el objetivo de ir mañana a Novi Sad, una ciudad del norte de Serbia, a visitar a una amiga (aún tengo que cerciorarme de que hay modo alguno de ir en cuanto a horarios y conexiones, puesto que no hay ningún transporte directo y tenría que hacer al menos 3 cambios) y de ahí al Sarajevo de mis amores.
Pues os cuento que mi primera impresión de Rumanía es un poco decepcionante. Al menos esta ciudad de Timisoara. Tengo que decir que es preciosa, con el contraste del centro antiguo, de edificios señoriales, propios del Imperio Húngaro y también Binzantino, con los edificios comunistas, que están por todos lados, y que se caracterizan por su falta de ornamentación, construidos para que sean simplemente funcionales, viejos y de paredes gruesas y que para mí tienen muchísimo encanto porque viviendo en este tipo de edificios, en Macedonia, fui muy feliz.
El tema: ¿Por qué estoy decepcionada con esta ciudad tan bonita, cerca de las fronteras con Serbia y Hungría? Pues porque la globalización ha llegado y viendo cómo se viste la gente, los restaurantes y las tiendas que hay, bien podría estar en Rumanía, como podría estar en una ciudad española o de otro lugar de Europa.
Para mí, lo más importante que tienen los países de la antigua Yugoslavia y la razón por la que me encantan es porque son muy auténticos, mantienen sus tradiciones y su folklore y música, tienen un encanto propio, se diferencian a leguas del resto de Europa. En la antigua Yugoslavia, las multinacionales van llegando despacio. Sin embargo, Rumanía, como también sucede con Bulgaria, si entraron en la Unión Europea es porque ya estaban mejor económicamente que sus vecinos y porque al fin y al cabo, los países del norte necesitaban lugare a los traer sus empresas para tener mano de obra barata y también que mejoren sus ingresos para tener un más amplio mercado de consumo.
El centro de Timisoara
Timisoara está llena de tiendas propias de Inditex, de H&M, de cadenas de alimentación (o mejor dicho, de comida, porque muchas de ellas, como McDonalds, más que alimentar contaminan los cuerpos), y de cafeterías y restaurantes al más puro estilo italiano… que hace de esta ciudad algo muy similar a lo que uno pueda encontrarse en otra ciudad europea. Ayer buscando donde cenar en el centro, después de que el lugar recomendado por una amiga, estuviera cerrado, no encontré ningún restaurante que pudiera ser típico de aquí y dificil de encontrar en otros países más al noroeste del continente. Tuve que comerme unos gnochis en un restaurante tan ‘fashion’ como el resto, ya desfallecida del hambre. Por su parte, las personas se visten exactamente igual que lo hacemos en España, mismo estilo, mismas prendas de ropa y los mismos colores que marcan las tendencias de este otoño. La única diferencia que vi fue que aquí permiten fumar en los bares.
Por cierto, aunque suene feo decirlo, no he visto gitanos. Esto lo digo por el estereotipo que hay sobre los rumanos y que en España lleva a bastante racismo y a prejuicios terribles bien alejados de la realidad. Ya más de una vez he tenido que escuchar que en Rumanía toda la población era gitana. Incluso, ayer hice una amiga en el avión, que estuvo unos meses en España, y que trataba de explicarme que los rumanos no es lo que se piensa en España. Yo le dije que ya lo sabía. Afortunadamente, con todos los seminarios de la Comisión Europea a los que he acudido en mi vida, he podido hacer muchos amigos rumanos y comprobar que, en realidad, son muy parecidos con su caracter a los españoles, probablemente más que muchos de los vecinos que tenemos en el norte de Europa. Y, de hecho, Rumanía es un país muy seguro.
Fotos obtenidas de la web oficial de turismo de Rumanía: http://romaniatourism.com/timisoara.html