Revista En Femenino

Primeras Responsabilidades: el Cespín.

Por Patricia Patricia Manzano Gómez @lavidaentrebibe

Desde que mi hijo empezó a corretear la casa hace ya casi un año, siempre ha tenido mucho interés en intentar regar las plantas. Y digo intentar porque el pobre siempre cogía para ello una botellita cerrada, y más que regarlas parecía que estuviera abriéndose paso a través de la selva, de los zarandeos que les daba. Ahora ya se maneja mejor y puede regarlas sin problema. ¿Sin problema? Perdón, sí que hay uno: le encanta. Le encanta verter agua en cualquier sitio y, claro, si ve que mamá vierte agua sobre las plantas, éstas directamente se convierten en lugar permitido para hacerlo. Así que para que no acabara ahogando a las pobres plantitas que me quedan en casa y, aprovechando que llegaba el buen tiempo y uno agradece mojarse en cualquier momento, me pareció genial la idea del cespín.

El cespín, por si alguno no está muy puesto en nomenclaturas green - deco, se le llama a esa amalgama de tierra que encerrada y sostenida en una malla con forma de cabeza o patata, tenía en su cúspide un nido de semillas que regando se convertía en césped en un par de días, haciendo de cabello para la cabeza de malla, que normalmente tenía cosidos o pegados ojos, nariz y boca. Lo recordáis de vuestra infancia, ¿verdad? Todos hemos tenido alguno en casa o en el cole. Pues bien, la cabeza de malla ha evolucionado y lo que antes era una "cabeza de patata con pelo verde" ahora toma las más variadas formas para engatusar a nuestros niños.

Primeras Responsabilidades: el Cespín.
Nuestro cespín, por ejemplo, tiene forma de patito o pajarito o... de ave al fin y al cabo, y a mi peque le encantó. Le llama "Queco" y como enseguida "se toma" toda su agua, ha aprendido que lo puede regar cada vez que se quede vacío el plato donde está. Así sabe que mamá riega sus plantas y él su muñeco, teniendo así algo "a su cargo", lo que parece que le hace ilusión. Mi hijo tiene casi dos años y quizá podamos pensar que es pequeño para tener responsabilidades, pero la tarea de regar y cuidar al cespín es algo que realmente se toma como un juego y además le hace integrarse en las actividades que hacen sus papás, y se pone a aplaudir cada vez que le toca ver cómo está su "Queco". Es una tarea sencilla y muy divertida por la que podemos empezar a darle al niño la oportunidad de participar en los cuidados del hogar. También cocina a veces con nosotros, según el plato que toque, o nos ayuda a tender la ropa, y aunque le divierte, son tareas que aún tienen limitaciones y se enfada cuando no puede realizar él solo algo de principio a fin. Con el cespín es consciente de que la actividad es toooda suya.

Os animo a probarlo. Aquí os dejamos un ejemplo.

Primeras Responsabilidades: el Cespín.

Y en vuestra casa, ¿qué responsabilidades tienen ya los más pequeños? ¡Aportadnos ideas a las mamás que estamos empezando!


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