primero de mayo

El Gobierno del PSOE, a través de su secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, aseguró ayer, víspera del Día del Trabajador, que el número de personas desempleadas en el Estado español no alcanzará la cifra de cinco millones de personas. No sé si acertará o no en sus previsiones, ojalá lo haga, pero la experiencia nos obliga, cuando menos, a poner en duda declaraciones tan bienintencionadas como poco fundadas. En realidad, las palabras de José Manuel Campa sólo buscan calmar los ánimos de una sociedad cada vez más cansada, preocupada y descreída, que se fía tan poco del Gobierno, que a estas alturas del partido Zapatero carece ya de toda credibilidad para continuar vendiendo dosis de falso optimismo, que sólo buscan ganar tiempo, esperando que la tormenta remita y se produzca, por fin, un milagro, que le permita anunciar la creación de empleo, salvar los muebles y recuperar la confianza perdida.  

Para ser ateo, el presidente del Gobierno parece tener mucha fe.  Quedan dos años de legislatura y el futuro se presenta desolador. Zapatero no sabe qué hacer, su Ejecutivo se limita a permanecer de brazos cruzados y cada día que pasa se pierden más puestos de trabajo y las agencias internacionales nos sitúan en la lista negra de países en situación de riesgo.  Mientras más de 4.600.000 personas no saben cuándo volverán a cobrar una nómina, el Banco Santander anuncia que en el primer trimestre del año ha ganado 2.215 millones de euros, un 5,7 por ciento más que en 2009.  Ésta es la cara real del capitalismo y el mercado neoliberal, que Zapatero daba por fracasado hace dos años y ahora abraza de nuevo, apuntalando una próxima reforma laboral, que nos hará aún más vulnerables y nos dejará más desamparadas y desamparados ante la amenaza real del paro estructural. El despido será cada vez más barato y nos harán creer que ésta es la única vía para crear empleo.  

Una mentira más para salvar la cara a la banca y a la patronal, que acumularon beneficios multimillonarios en la época de bonanza y continúan haciéndolo en época de crisis. Me sorprende que todavía haya personas que cuando se refieren al PSOE lo hagan diciendo que sus dirigentes representan a la izquierda, al centroizquierda o a la socialdemocracia. Su política económica es la misma que defiende el Partido Popular y sus propuestas para hacer frente a la coyuntura actual son un calco de las que reivindica Mariano Rajoy. Por todo ello, creo que este año el Primero de Mayo no debe ser una jornada festiva más en el calendario; ha de marcar, en mi opinión, el inicio de una campaña, sostenida en el tiempo, que haga bandera de la superación del sistema capitalista y apueste, de verdad, por el empleo estable y con derechos para todas las personas.

Necesitamos unos sindicatos fuertes, cohesionados, que recuperen la calle, lideren una huelga general y asuman como propias las demandas de una ciudadanía impotente ante un Gobierno que mira a su derecha, cuando puede tener a su lado una izquierda con programa, convicciones y coherencia con la que sumar fuerzas para promover un cambio de modelo, que garantice ´la equidad y la justicia social.  Sin embargo, el PSOE ha elegido ya como compañeros de viaje a la patronal y a la banca, aunque pretenda jugar a la equidistancia, hablando de diálogo social.  Ayer mismo PPatxi decía, en su blog, que, desde una posición de izquierda, se rebelaba contra los especuladores financieros, causantes de la crisis. ¿A quiénes se refiere? ¿A la derecha con la que gobierna en Euskadi? ¿O escribe pensando en la banca y la patronal, a las que el PSOE hace el trabajo sucio, rebajando el impuesto de sociedades, relajando aún más la presión fiscal sobre las ganancias multimillonarias o promoviendo una reforma laboral a la carta? No nos dejemos engañar.