Simple. Primero vendes quién eres tú. Luego presentas a tu empresa y después explicas con qué y cómo puedes solucionarles los problemas o satisfacer las necesidades de tus clientes, tus empleadores o tus inversores.
Venderse a sí mismo es la tarea más complicada de todo lo que tienes que hacer antes de intentar vender lo que sea (producto o servicio) a quien sea.