La actividad industrial en la Argentina es la que más cayó en el mundo. Según las últimas cifras de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), la producción manufacturera local registró un descenso interanual del 10.8 por ciento en el primer trimestre de 2019, el más alto entre cerca de 80 países estudiados. Le siguen Turquía (-5,1%), Nicaragua (-4,9%), Pakistán (-4,6%) y Malta (-3,6%). Como si fuera poco, el índice de actividad industrial experimentó un descenso notable que lo retrotrae valores de hace 12 años. Pero, como siempre, nuestra tragedia social tiene su lado cómico: y esta vez lo tuvieron todo para ir al infinito y más allá (ideario máximo del neoliberalismo): el lawfare, el FMI, el inédito blindaje mediático, el BCRA, El Banco Nación, El Banco Provincia, el Banco Ciudad, ADEPA, FOPEA, la Rural, las fuerzas represivas, las empresas trasnacionales, el poder financiero, las empresas nacionales, las universidades privadas, las encuestadoras, el gobierno de USA, el gobierno de Israel, el Big Data, Cambridge Analytica y las tecnologías de acción psicológica. Y volvieron a chocar el país igual que el papanatas de De La Rúa, chocando el Titanic otra vez con el mismo Iceberg, mientras más de 5 millones de argentinos no pueden acceder a una alimentación básica.
Después de haber criticado durante años un régimen de administración del mercado de cambios, el Felino Macri termina imponiendo controles en el acceso a dólares para tratar de llegar al 10 de diciembre, y así el gobierno amarillo bajó su última bandera. El anuncio de la vuelta al cepo o al «control de capitales», como lo llamó el flamante ministro de Hacienda Hernán Lacunza, es un manotazo desesperado para cumplir mandato hasta el lejano diciembre. Corporación Cambiemos fue sumando fracaso tras fracaso: ni pobreza cero, ni lluvia de inversiones y, ahora, la vuelta a la restricción de la divisa extranjera. Las acusaciones de conspiraciones desestabilizadoras que parten del oficialismo muestran la fragilidad con que se sostienen en el poder. ¿Cuándo y cómo se contendrá la sangría de dólares al exterior? ¿Hasta dónde llagará el gobierno con las medidas restrictivas? ¿Llegará el desembolso del FMI programado para este mes de 5.400 millones de dólares, determinante para pagar los vencimientos de deuda en bonos? ¿Cuál será el desenlace de esta incertidumbre económica?.
A pesar de la crisis de las mayoría, hay ganadores en este modelo fracasado. A la derecha, las ganancias de los bancos comparando el 1er semestre de 2018 y de 2019. También están los empresarios que hasta ayer apoyaban y financiaban el proyecto de reelección del Felino Macri. Empresarios que en muchos casos se forraron ampliamente los bolsillos en estos años de padecimiento para las mayorías, pero también están aquellos a los que les fue mal, pero su conciencia de clase (garca) y sus anteojeras ideológicas pudieron más, y lo siguieron bancando. Hasta que la certeza del estrole del proyecto amarillo fue absoluta e inmodificable.
En todo el recorrido, los tipos jamás cambiaron el discurso: el rumbo era el correcto, pero había que ir más rápido y a fondo, y los problemas del país se soluclionaban achicando el Estado, reduciendo o eliminando impuestos y flexibilizando las normas laborales. El mismo núcleo duro de ideas con que esa misma clase sostuvo a Martínez de Hoz, Cavallo y todos los golpes de Estado producidos desde 1955 a la fecha.
El gobierno amarillo ha sido tan desastroso que incluso destruyó el valor de las empresas, y así como algunas de ellas ganaron muchísimo dinero, muchas (incluso de las más importantes) se endeudaron en dólares (otra característica de este tipo de modelos: promover irresponsablemente el endeudamiento privado) y vieron caer en picada el valor bursátil de sus empresas al compás de la crisis, poniéndolas a tiro de que cualquiera con moneda dura disponible las compre por centavos.
Son esos problemas, y no ningún súbito brote de patriotismo cuya noción desconocen, lo que mueve a estos muñecos a ensayar ahora llamados a los grandes acuerdos nacionales entre el gobierno al que apoyaron (porque gobernó para sus intereses de clase) y aquellos que hasta ayer nomás catalogaban como la encarnación misma del mal.
Porque en esta eterna transición hasta el 10 de diciembre en que asuma el nuevo gobierno lo que está en disputa es hasta cuanto se agravan la crisis y sus consecuencias, y sobre todo, quien paga los platos rotos: nuestra "clase dirigente empresarial" tiene vasta experiencia en ese rubro, para hacérselos pagar a otros.
Cierto, el país está yéndose al carajo y la vamos a pagar los de abajo, cuanto más pobres, peor. Pero lo que se celebra es la caída del velo, el fin de esta temporada de abyección macrista, en términos que ellos no podían imaginar ni en la peor de sus pesadillas. No solo fueron expulsados por el voto popular, sino que se van restaurando el control de capitales, con los organismos financieros poniéndoles el sello del DEFAULT (otra manera de decir "caída") y con Mirtha Legrand llamando "fracasado" a Don Gato. En este momento la cancha entera de River está puteando a macri. Un paseo por los perfiles de los macristas tuiteros (muchos críticos de cine que estos años nos estuvieron macarteando asquerosamente) nos muestra un paisaje de pesar y devastación.Oscar Cuervo
Pero este domingo, aún antes de que se conocieran las medidas con las que intentan frenar la estampida bancaria de mañana apelando a medidas "intervencionistas" (je), ya era muy divertido leer a la troika de pensadores del domingo en el diario La Nación: Joaquín Morales Solá, Pablo Sirvén y Jorge Fernández Díaz. Es regocijante constatar que no se hacen cargo de su parte en el desastre, tampoco esperábamos que lo hicieran. Apuestan a:
- Exigirle responsabilidad ciudadana a un futuro gobierno que ni siquiera fue aún elegido.
- Convocar los fantasmas de una interna entre la "derecha" y la "izquierda" peronista, que hoy existe solo en sus desesperados anhelos, mientras lo que realmente se desgaja en pedacitos es Cambiemos.
- Atribuir el desastre producido por macri y al que ellos contribuyeron a la maldad insanable del peronismo.
Todo eso junto combinado de diversas maneras. (...) Bancamos sus boludeces durante el proceso que llevó a este desastre, en el que ellos son partícipes. Le hablan al lector de La Nación, que es el que se moviliza con Brandoni. Porque a los multimillonarios no les pueden contar semejantes boludeces.
Nuestra tragedia social tiene su lado cómico.
Esta vez lo tuvieron todo: el lawfare, el FMI, el inédito blindaje mediático, el BCRA, El Banco Nación, El Banco Provincia, el Banco Ciudad, ADEPA, FOPEA, la Rural, las fuerzas represivas, las empresas trasnacionales, el poder financiero, las empresas nacionales, las universidades privadas, las encuestadoras, el gobierno de USA, el Big Data, Cambridge Analytica y las tecnologías de acción psicológica. Y volvieron a chocar el país igual que el papanatas de De La Rúa. Ahora implosiona el partido neoconservador que por primera vez ganó en elecciones libres. Por primera vez el mismo gobierno que batió el récord mundial de endeudamiento defaultea su propia deuda a un ritmo fulminante. Arrastran al FMI en su papelón.
Leyendo los diarios de hoy veo que la derecha no asume el enésimo fracaso político de su estrategia de disciplinar y ajustar al pueblo argentino y lo atribuye a errores tácticos. Todo fue porque macri no supo explicar bien o porque marquitos se distrajo con twitter, entonces los peronchos vienen a ensuciar la República. No pueden reunir en un mismo silogismo República y Democracia. Los escribas de la derecha no aciertan a diagnosticar correctamente su debilidad política. Siguen sin entender al peronismo, es decir: a la sociedad argentina. Están condenados a repetir el mismo error desde hace 70 años y de acá en adelante.
Basssssta con el barco, el muelle, el puerto, la sala de máquinas, los camarotes, el salón comedor. Estamos en el Titanic y siguen con las metáforas.— marcelo tinelli (@cuervotinelli) September 2, 2019