Revista Cultura y Ocio

Primeros fundamentos

Por Daniel Vicente Carrillo

Natural no es lo que se da en la naturaleza, pues se dan cosas contrarias, y algo no puede ser una cosa y su contraria. Natural es aquello que persigue sus fines propios; antinatural, lo que persigue otros o ninguno.
Entiendo por fines propios los que contribuyen a la perfección de aquello a lo que son propios. Así, son fines propios del individuo los que incrementan su capacidad de obrar y de pensar, mientras que lo son de la especie los que la multiplican, la conservan y la mejoran. Los fines de la especie y los individuo pueden oponerse entre sí, pero nunca los del individuo entre sí y los de la especie entre sí.
La congruencia de los fines del individuo entre sí es la moral.
La coincidencia de los fines propios del individuo con los de la especie constituye la ética.
Luego el placer físico es un fin impropio del hombre y, por tanto, antinatural para el hombre. Pero es propio de la especie (cuando se ajusta a sus fines) y, por tanto, natural para la especie. Entonces, el placer físico no es un fin ético
Además, puesto que los placeres son por su inconstancia incongruentes, se sigue que el placer físico no es un fin moral.
Ahora bien, la reproducción es un fin propio del hombre y natural para el hombre, el cual debe abandonar su soledad de individuo para perfeccionarse socialmente. Es asimismo un fin propio de la especie y natural para la especie. Entonces, la reproducción es un fin ético.
De donde cabe derivar los siguientes imperativos:
Lo inmoral no debe respetarse nunca.
Lo moral sólo debe ser respetado en tanto no se oponga a lo ético.
Lo ético debe promoverse y santificarse.

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