Revista Cultura y Ocio

Primeros pasos en este 2017

Publicado el 15 febrero 2017 por Javier Ruiz Fernández @jaruiz_

Llevo unos días un poco desconectado de todo. Sigo escribiendo, pero no termino de ver qué dirección tomar: con vosotros, he de ser sincero. Ahora mismo, me muevo en tres frentes: el posgrado, que empezó hace un par de semanas, un aumento en lo que a colaboraciones en otros medios se refiere (prensa, blogs especializados, etcétera) y la publicación de la novela.

La novela no encaja en el proyecto editorial de Diversa Ediciones (misterios, vida sana, conciencia, espiritualidad…), así que no he querido ponerles en un compromiso; por el contrario, puede funcionar a través de una editorial veterana de la que me declaro bastante fan de su catálogo, así que, a mediados de enero, envié una propuesta. No diré a cuál, evidentemente, puesto que no me parece correcto mencionaros cuántas veces rechazan la historia de Caos; si la aceptan a la primera, os los explicaré entre saltos de alegría, pero no suele ser algo habitual en el sector. Toca agarrarse los machos, pero con paciencia.

Primeros pasos en este 2017
Caos, en Cala Blava (Llucmajor, Mallorca).

Sobre el resto de temas, la cosa promete. Me he tomado bastante en serio el reto de los cincuenta y dos relatos para este 2017 (¿no os parece un modo cojonudo de practicar con otros temas y estilos?); además, estoy intentando mover algunos de mis viejos artículos más filosóficos y audiovisuales, y otros tantos de nueva creación, hacia distintos medios; y colaboraré en Nasua, BlogSOStenibley, muy probablemente, en El caballo de Nietzsche —gracias Ruth, por dejarte comer la cabeza por un servidor— en próximas fechas.

Por lo demás, todo sigue igual. Estoy terminando de adecentar la página web (jruiz.es) para aquellos que queráis pasaros por ahí o echarme un cable, y añadiendo algunas novedades —por ejemplo, comprar De cómo los animales viven y mueren desde la página, y si queréis alguna dedicatoria por si un día podéis intercambiar mi firma por un par de cervecitas o un cambio de aceite, se puede hablar—. Quienes también visitáis la otra página, habréis comprobado que es más un portfolio que otra cosa, y así seguirá siendo, porque prefiero la comodidad del WordPress propio por aquellos lares, y poder seguir dejando el blog tranquilo, y sin demasiadas cosas extra (tienda, etcétera). De cualquier modo, en obra, podéis descargar algún viejo manuscrito, leer fragmentos de textos nuevos y comprar obras completas.

Primeros pasos en este 2017
Este logo es el culpable de mi menor dedicación a este blog… ¡Pero ya os contaré, que va para largo!

En definitiva, intuyo la dirección que están tomando las cosas, las aportaciones a otros medios que me gustaría hacer (y creo que sé lo que tengo que hacer para seguir dándome a conocer: que mis ahorros no son eternos) y cómo la narrativa y el animalismo pueden dar forma a un todo. No sé cómo describirlo mejor, así que os dejo este fragmento, sin fecha, que me encontré garabateado en un papel por mi escritorio, pero que describe muy bien estas semanas.

La escritura y la mentira

Cada poco, alguno de los perros se acerca a mí o me mira de reojo. Yo entiendo a la perfección lo que me están diciendo: «Deja de forzar las cosas; vamos a dar una vuelta; despeja las ideas.» No te creas que no sé lo que traman: por un lado, quieren pasear un buen rato antes de que salga el sol; por el otro, se preocupan de lo que se tienen que preocupar, y se asustan cuando se tienen que asustar; ni en el pasado, ni en el futuro. Son bastante más inteligentes que nosotros.

Pero yo no soy tan listo ni racional. Así que, con un café que se ha hervido entre las zarpas, sigo tecleando en el ordenador portátil mientras el sol de febrero empieza a quemarme el cogote y el aire me susurra que me vuelva a trabajar dentro de casa de una puta vez; que parezco gilipollas, y que estamos a ocho grados.

La escritura. Da un miedo terrible, la escritura. Cada mañana vuelve a convertirse en el mismo vórtice de incomprensión que desentrañar a tu alrededor; eso que nunca será lo suficiente serio para que una madre esté tranquila (aunque ahora diga que sí); eso que es demasiado inmaterial para que los compañeros te tengan en consideración; eso que no sabes si, en realidad, arrojará algún beneficio económico en tu cuenta corriente o, simplemente, supondrá una batalla tras otra en direcciones que, como mucho, puedes presuponer, nunca adivinar, antes de la próxima ofensiva.

Pero en sí misma, la escritura es aquello de lo que menos debe uno preocuparse. Saramago, por ejemplo, escribía dos páginas al día, Scott Fitzgerald lo hacía, sobre todo, de noche, y Henry Miller vivía de retazos de historias que había destripado sin consideración. ¿La escritura?  La escritura proveerá.


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