No suelo publicar un sábado, pero hoy lo hago con lágrimas en los ojos. Y es que espero que las hormonas sean las culpables de ello, porque no me puedo sentir más bipolar.
Paso de la risa, al llanto, y del auténtico bienestar, al terror más oscuro. Estoy experimentando sentimientos de soledad, de tristeza profunda, y lo peor de todo es que no tengo un motivo concreto para estar así.
Tengo miedo a la FIV, es cierto, pero ayer estaba súper feliz por empezar el tratamiento, y hoy, he empezado a tambalear. Soy consciente de que aún me quedan muchos días de pinchazos, y más vale que me lo tome con calma, pero juro por los astros del universo, que soy un alma en pena incontrolable.
No me apetece socializarme, y aunque esto ya venía de los últimos meses, ahora me apetece menos aún. Estoy bien poniéndome el pijama y quedándome entre los muros de mi casa, sin estar expuesta. Es mi armadura, mi caparazón. Aquí soy yo y mis pensamientos.
Maridín se ha ido con sus amigos, y lo he agradecido. Él sigue llevando su vida de siempre, pero sufriendo viéndome a mí así. La punción de mi quiste, el comienzo del tratamiento FIV… todo. No quería irse, pero se lo he pedido. Que se despeje, que nos quedan muchos días por delante y lo necesito a tope.
Lo sé. Debo tranquilizarme, y quiero disfrutar del tratamiento. Quiero intentar estar en paz, en calma.
Siento este post tan mierdoso, porque no se le puede llamar de otra manera. Pero ahora, me siento mucho mejor. Puedo prometer y prometo, que intentaré controlar mis sentimientos, y no dejarme manipular por unas míseras 225 UI de Gonal diarias.
Gracias por leerme, si es que habéis llegado hasta aquí.
P.D.: Por cierto, ayer en plena ecografía, me bajó la regla. Por lo tanto, empecé el tratamiento al 100%. Si todo sale bien, la transfer será también este mes. ¡Crucemos los dedos!