Revista Opinión

Princesa Letizia

Publicado el 20 octubre 2013 por Cronicasbarbaras

Hace dos meses el periódico monárquico ABC, con fuentes cercanas a la Casa Real, publicó un artículo sobre supuestas desavenencias entre los Príncipes de Asturias que podrían conducir a su separación.

Desde entonces, sin embargo, la Princesa Letizia parece querer desmentir aquella informacióncon crecientes apariciones públicas, aunque hay medios que insisten en que habrá ruptura.

En los últimos dos meses la Princesa ha vuelto a verse asiduamente en actos públicos como una metódica profesional de la monarquía, de la escuela de la Reina Sofía, aunque sonría mucho menos.

Aparece en inauguraciones de curso, en congresos sobre enfermedades raras o sobre arte para cumplir su labor como consorte del heredero de la Corona, quizás futura reina, pero con seriedad y gravedad demasiado solemnes y campanudas.

Recordándola como informadora de televisión se echa de menos su espontaneidad y vitalidad contando lo que ocurría, quizás porque le conmovían los acontecimientos.

Destacaba por encima de los demás periodistas de ambos sexos.Letizia era una princesa de la información, una reina incluso. Quizás por eso fue elegida.

Y ahora que es Princesa habla como las locutoras de entonación precisa, pausas medidas, dicción perfecta, con la frialdad técnica de la Radio Nacional de España que oímos en las grabaciones de los años 1950.

Al Príncipe Felipe le ha ocurrido lo contrario: de lector inseguro, obligado a ser maquinal y con algunos gallitos, ha cambiado a la frecuente improvisación cálida, incluso con menos de aquellos gallitos que podrían deberse a una rinitis.

En ausencia del Rey, que espera su operación definitiva de cadera, los Príncipes se reparten los actos oficiales, él como heredero de la espontaneidad paterna, y ella con esa la locución poco sincera que podría corregir emocionándose con su actual oficio, como hacía cuando era periodista-reina.

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SALAS

INFANTA


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