Quienes siguen desde España los medios de comunicación extranjeros más innovadores, como el www.huffingtonpost.com, la web más leída por las llamadas élites progresistas estadounidenses, se sorprenden con la constante atención que le presta a la Princesa de Asturias, de la que destaca su estilo y pone como ejemplo de elegancia y belleza.
Pueden pasar meses sin que España aparezca nada más que para mal en los grandes medios, con excepción de que en todos ellos está Letizia con creciente presencia, más que el Prince Felipe, que se beneficia de la atención que ella provoca.
Que escriba esto un republicano racionalista se explica porque es también monárquico empírico: esta familia es lo menos malo que puede presentar España por el mundo; es un icono, y Letizia es dinero para las vacías arcas españolas y muchos puestos de trabajo.
Cuando Hilary Moss, la cronista de Estilo de Huffingtonpost, dedica tantos artículos a la princesa española como a la figura del glamour francés, Carla Bruni, está presentando el escaparate de una forma de ser y vestir a la española que imitarán en muchos lugares del planeta.
Sobre todo porque el Huffingtonpost tiene en estos momentos tantos lectores en red como The New York Times.
Otro gran periódico, el londinense The Times, analizaba hace poco lo que podía ser la rivalidad en elegancia entre la experiodista y princesa, y la exmodelo y esposa del presidente Sarkozy.
Concluía que la industria española se beneficiará enormemente de Letizia.
La moda francesa, cuya embajadora actual es Bruni, da trabajo directo a 125.000 personas y genera 32.000 millones de euros.
La española, de la que parece que Letizia quiere ser representante tras su tan publicitada visita a la Pasarela Cibeles, da trabajo a 45.500 personas y produce 7.900 millones de euros.
A ver si con ella esto mejora, porque su oficio es lograrlo.