Este tipo de programas de prevención del delito se caracteriza por operar en un área espacial determinada. Fueron desarrollados por la Escuela de Chicago y parten del presupuesto de que existen determinadas zonas de la ciudad que reúnen determinados requisitos para que la delincuencia prospere en ellos.
Estas zonas que presentan una mayor criminalidad están caracterizadas por ser áreas muy deterioradas, presentar pésimas condiciones de vida, ser residencia de los grupos humanos más desfavorecidos (inmigrantes, criminales, minorías raciales, personas discriminadas…).
La principal solución que se sugirió, por parte de la Escuela de Chicago, fue promover una actitud social de compromiso y de intervención por parte de los poderes públicos en aquellas áreas más deprimidas o afectadas por la delincuencia. Mejorando las infraestructuras se aliviarían los problemas sociales.
Pero, una política prevencionista, centrada únicamente en el espacio como elemento geográfico desplaza la delincuencia hacia otras áreas convirtiendo este modelo en inservible. A su vez, centrando la prevención en un área determinada, se refuerza la discriminación social en esa área pues, de una forma u otra se está enjuiciando a todos los residentes de esa área.
Centrando la prevención en un área determinada, se refuerza la discriminación social en esa área.
Este tipo de programas puede funcionar en comunidades pequeñas y según qué tipo de delincuencia se quiera controlar. Puede funcionar en comunidades cerradas, donde el control vecinal hace que la delincuencia no prospere. En cambio, en comunidades muy abiertas, con amplia independencia entre individuos, este tipo de programas puede convertirse en defectuoso.
Extender un programa con enfoque en determinadas áreas geográficas implica realizar amplios estudios sociológicos que requieren el conocimiento de los distintos grupos sociales que componen esa área geográfica. No solo hay que conocer a los grupos sociales, hay que determinar las necesidades y evaluar, de forma objetiva, el plan o programa que se va a desarrollar en esa área (se hace necesarios implementar distintos programas en función de las distintas áreas puesto que cada área presenta unas necesidades diferentes y diferenciadoras).
No podemos pensar que incrementando las infraestructuras de determinadas zonas la delincuencia va a cambiar o, incluso, desaparecer. Son necesarios medios más amplios, que afecten a los distintos grupos sociales: educación, programas de corrección, programas laborales, intercambio de áreas geográficas…
Este tipo de políticas se desarrollaron en España, en distintas ciudades, y los resultados fueron negativos. Se intentó mejorar las infraestructuras de las personas que residían en un área determinada.
El resultado: los niveles de delincuencia pronto volvieron a ser los mismos previos a la mejora de las infraestructuras. Se gastaron cientos de miles de euros en mejorar infraestructuras para nada.
Podemos concluir que el desarrollo de este tipo de políticas no es determinante para reducir los niveles de delincuencia, tan sólo se produce un “lavado de cara del área”, pero la delincuencia se sigue manteniendo o es desplazada hacia otras áreas.
BUBONEM. Alf.
BIBLIOGRAFÍA.
García - Pablos de Molina, A. (2011). Criminología I. Salamanca: Solo Soluciones.