Edouard de Beukelaer, más conocido como el Príncipe de Beukelaer, fue el legítimo heredero del micro estado de Beukelaer hasta su defenestración.
Hay quien dice que en realidad que era un tío flipado con leotardos que va de fantasma diciendo que tiene un reino. Pero eso no es más que difamaciones puras y duras.
Nació en 1890 entre paquetes de galletas
Tuvo una adolescencia dificultosa, ya que lo confundían constantemente con la Sota de oros.
Estaba decidido a ser rey, pero solo podía serlo besando unos sapos muy feos. Así que los besó, y todos en el reino le vieron besarlos, y él sentía vergüenza de haberlos besado. Pero como era el príncipe, los mandó ejecutar.
Viajó por Europa, donde odian a los batracios, y decidió que él era un europeo demasiado guapo para depender de ningún sapo, así que decidió comer ancas de rana.
Ascendió a rey en 1926, cuando su padre murió de diabetes. Gobernó con puño de hierro hasta que fue derrocado 5 minutos después por el príncipe de las mareas, teniendo que huir del país. En su lugar, se alzó como máximo mandatario una galleta humanoide.
Exiliado y guiado por su intuición, emprendió un viaje fantástico a través del espacio y del tiempo pudiendo ver Pompeya antes de quedar arrasada por la erupción del Monte Vesubio y también pudo aprender el significado del trabajo duro gracias a unas hormigas.
Mientras tanto, el nuevo régimen del Rey Galleta estaba demostrando en poco tiempo, ser aún peor que su predecesor, provocando otra revolución, que terminó ahogando en un vaso de leche al Rey Galleta y a todas las demás galletitas, por lo que volvió al poder.
Tras varios matrimonios fallidos, conocería a Caperucita roja con la que se casaría y tuvieron un hijo violeta. Caperucita le tenía tan absorbido, sexualmente hablando, que no tenía tiempo para nada más, así que decidió renunciar a la corona.
Decidió abdicar en un pato, el cual gobierna el país con mano pata de hierro y ha sofocado varias revueltas e intentos de derrocarle, pero eso es otra historia. Si quiere saber más del pato déjalo en los comentarios.