Especificidad del entrenamiento: El mejor modo para entrenar nuestro cuerpo para correr es corriendo. Puedes estar horas nadando, haciendo bicicleta, pesas, etc. pero no se usan los mismo músculos que cuando corres. Es necesario entrenarse específicamente con las condiciones que se tendrán en las carreras que se preparen, en función, de la distancia, terreno y meteorología.
Cuanto más larga sea la carrera que se prepara, más kilómetros habrá que hacer a la semana. Por ejemplo, si entrenamos un 10k, con 32 a 48 kms a la semana será suficiente, con tiradas máximas de 16. Pero si preparamos un maratón necesitaremos más de 64 kms semanales con tiradas de 30. Los corredores de 5 kms, entrenarán más rápido que los de 10 kms y mucho más que los de maratón, aunque para estos últimos también será beneficioso hacer entrenamientos de velocidad a ritmo de 5k y 10k. Para los corredores de 5k son claves las series cortas de 400 metros, para uno de maratón las largas, de más de 1500 y las tiradas a ritmo de maratón de 15 ó 20 kms.
Hay que entrenarse a velocidades específicas en función de las mejoras fisiológicas que pretendamos obtener: para elevar el umbral de lactato un poco más despacio del ritmo del 10k, para mejorar la capacidad aeróbica al ritmo de 5k y para mejorar la velocidad y la economía de carrera, más deprisa que el ritmo de 5k.
También hay que prepararse en función de la configuración del terreno de la carrera que estemos preparando. Si hay cuestas, se tendrá que entrenar con cuestas, si hay montaña, habrá que entrenar en montaña...no es necesario que todo el entrenamiento sea en montaña, pero hay que hacer sesiones específicas por terrenos similares al de la carrera.
Lo mismo ocurre con el clima, si en la carrera va a hacer calor, será necesario entrenar con calor para que el cuerpo se aclimate.
En resumen, para preparar una carrera hay que hacer entrenamiento específico para la misma, pero sin olvidar el resto de factores.