Revista En Femenino

Principios Personales

Por Mamá Futura @MamiFutura

El pasado domingo, en el viaje de vuelta en coche desde CiudadPequeña, tuve el pequeño placer de escuchar en la radio una locución que resultó de mucho interés para mí.

Siempre que voy acabo realizando sobre todo un viaje interior, si no es por un problema que llevo de casa y que consigo resolver o focalizar mejor allí, es un problema de allí que me acaba convirtiendo en otra persona que es la que quiero ser.

A lo largo de mis años (que son demasiados pocos para mi gusto), he aprendido un par de cosas de la vida y en esa locución que os menciono vi reflejado gran parte de ellas. Hablaban de los Cuatro Acuerdos de Don Miguel Ruiz con los que me vi muy reflejada y no sé si por lo premenstrual que estoy ahora o porque estoy en transformación blogueril, los quiero compartir con vosotras.

  1. No Supongas
  2. Sé impecable con tus palabras
  3. Saca siempre lo mejor de ti mismo
  4. No te lo tomes como algo personal

Yo añadiría una más:

  • No digas nada si no tienes nada bueno que decir

Si queréis, os podéis quedar aquí… porque ahora voy a desgranar cada parte en función de mí misma y puede ser un tostón de cuidado (quien avisa, no es traidor).

  • No supongas:

Esto es una verdad como un templo. Esa manía que veo en mucha gente de pensar por los demás cuando no se explican me sacan de quicio. No sabemos ni conocemos las circunstancias que no se nos han explicado, por lo que es de estupidez supina suponer que sabemos por qué ocurre en el mundo lo que ocurre.

Y me refiero a todo tipo de naturaleza. Tanto cuando pensamos en la razón por la que una persona ha hecho lo que ha hecho, como cuando se nos ocurren teorías extrañas de la velocidad del viento.

Suponer crea prejuicios y los prejuicios atan nuestra mente a una realidad que no podemos asegurar que exista.

  • Sé impecable con tus palabras

No sólo con las que dices hacia fuera, si no, y sobre todo, con las que te dices a ti mismo. Sé justo contigo mismo y sé capaz de reconocer tus errores y también tus éxitos.

Nunca digas lo que no piensas, no intentes complacer a otros porque al único al que engañas es a ti mismo (estoy opositando para ser mesías, ¿cuela?).

Ahora en serio… Las palabras se las lleva el viento y lo que digamos no tiene más valor de lo que perdure en una milésima de segundo, pero la idea que se capta en las palabras que se dicen son eternas.

He pasado mucho tiempo de mi vida buscando la mejor manera de expresar las cosas que quiero decir, en serio. Me encanta buscar la etimología de las palabras que me cuesta entender para captar la esencia de lo que quieren decir, para que cuando las diga, las diga con toda su propiedad.

Tenemos que entender la idea que queremos transmitir para buscar las mejores palabras para hacerlas entender. Y sólo si somos impecables con nuestras propias palabras (tanto las dichas hacia fuera como las dichas hacia dentro) lo conseguiremos.

  • Saca siempre lo mejor de ti mismo

A veces caemos en la trampa de odiarnos (todavía me he pasado más de la mitad de mi vida odiándome que haciendo otra cosa). Pero me ayudó mucho reconocer que dentro de mí hay cosas buenas. Con el tiempo luché para intentar conseguir que todo en mí sea bueno y poco a poco es el camino que me estoy marcando.

Porque si hay cosas buenas dentro de uno mismo, sacaremos cosas buenas de nosotros mismos. Cuando sentimos rencor, ¿contra quién lo sentimos realmente, contra los demás o en realidad contra nosotros mismos?

No creo que la perspectiva sea sacarlo mejor de uno mismo para los demás, si no sacarlo para uno mismo. Y sacarlo a veces implica “meterlo”. Es decir, ver a los demás como buenos. No pasa nada por tener diferencias en las ideas, se aceptan, se asumen y se prosiguen los caminos. Pero ver el lado bueno de los demás nos hace buenos a nosotros.

  • No te lo tomes como algo personal

Aquí hablaban en la radio de algo que he intentado transmitir en el punto anterior. Que la gente, cuando habla, en realidad habla de sí mismo aunque les pongan nombre de quien tienen enfrente. Me gustó la idea y la transmito.

Es decir, si yo pienso que Fulanito es un perro judío, en realidad la que es una perra judía soy yo y lo proyecto en Fulanito…

Yo prefiero quedarme con otra acepción de esa misma frase. En esta vida no pasamos suficiente tiempo como para tener que luchar combates ajenos. Y a veces nuestros propias luchas habría que verlas con perspectivas para ver cuán necesarias son.

Cuando te tomas algo como personal (ya sea el trabajo, una frase desafortunada, o lo que os venga en mente), quizás debamos replantearnos nuestras prioridades para saber hasta qué punto eso es personal o no.

  • Si no tienes nada bueno que decir, no digas nada

Y, obviamente, esto lo he aprendido por experiencia. Soy conflictiva en mi ser aunque no os lo podáis creer y me he metido en más charcos de los que he podido ver en mi vida. Por eso puedo afirmar con propiedad que es de estupidez humana decir cosas malas.

Engloba algunos preceptos anteriores, pero creo que es importante sacarla hacia fuera.

Si no te piden explicaciones, no te piden consejo y no consideras que lo que te sale por la boca sea sincero al decir de forma impecable algo no personal que es lo mejor de ti… mejor no lo digas.

Con ese “bueno” no necesariamente tienen que ser cosas que consideramos más bonitas. Podemos decirle a alguien que está descuidando su salud por la cantidad de kilos que ha cogido por la falta de ejercicio y exceso de comida insana, pero se lo podemos decir así o llamarla gorda y  no creo que lo segundo sea con buena intención aunque pensemos que decimos lo mismo que lo primero. (¿Me explico? A veces lo dudo porque me lío más que la pata de un romano).

Si crees que lo que vas a decir no va a ser entendido por la otra persona como algo positivo, mejor guardarlo para dentro y replantearte a ti misma la persona que quieres ser.


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