Entrenar es parte del día a día de un ciclista, sin embargo toda acción tiene un efecto y a la vez un motivo por lo que la finalidad de un entrenamiento no solo es estar en forma o aprender las mejores técnicas y habilidades que serán necesarias para las competiciones. Básicamente la finalidad de los entrenamientos es mejorar aquellos puntos que para el deportista pueden resultar débiles y además perfeccionar más a fondo las técnicas que ya domina. Es así como un ciclista debe planificar sus prácticas basado en los aspectos o prioridades que debe mejorar y encontrar las rutinas y herramientas necesarias para lograrlo.
Para los grandes competidores, en la mayoría de los casos estas prioridades son consideradas un "secreto de estado" ya que para sus contrincantes puede significar el conocer sus puntos débiles, por lo que manejan con total discreción tales aspectos. Por ejemplo, una de las grandes prioridades de un ciclista durante un entrenamiento es la fuerza, ya que en ocasiones puede llegar a costar subir una determinada carretera en la bicicleta por lo que además debemos centrarnos en conseguir más resistencia durante los entrenamientos, no obstante, en este punto es importante señalar que para mejorar la resistencia se debe tener paciencia ya que es un aspecto que se mejora con el tiempo, es decir, poco a poco.

Del mismo modo, la velocidad puede formar parte de las prioridades básicas de un ciclista ya que esta se divide en la máxima y en la de crucero; cuando hablamos de velocidad máxima nos referimos a aquella que por ejemplo utilizamos durante un sprint y en donde además debemos mejorar el equilibrio y la resistencia como ya se ha mencionado, por otro lado, la velocidad de crucero es aquella que combina la resistencia con los esfuerzos aeróbicos para mantener un ritmo adecuado durante los recorridos o competiciones. Es por ello que si la velocidad es una de las debilidades de un ciclista debe ser incorporada al plan de entrenamiento realizado por el mismo.
Finalmente, los constantes cambios de ritmo pueden resultar un aspecto negativo que hay que entrenar, ya que forman parte de las más importantes prioridades para un ciclista por lo que se recomienda recorrer diferentes superficies y a diferentes velocidades con un nivel de dificultad que debe variar e ir en ascenso con el fin de acostumbrar al organismo a todos los cambios.
En definitiva, un ciclista debe planificar rutinas de entrenamiento que se centren principalmente en las prioridades que tiene como competidor y que serán los puntos clave para poder así alcanzar el éxito o el mayor nivel de competitividad posible.
