Revista Libros
Editorial La Página S. A., 2009.
Bs. As. 128 pp.
Demasiado cualquier cosa para ponerla nomás por ahí es lo que se cuenta, como un hijo bobo de su inspiración e híper cerebral con el objetivo de poner un par de frases sobre literatura que son el transfondo interesante.
Después de unas mágicas primeras páginas todo va por ahí, siendo todo muy genial en frase, pero de una genialidad así nomás.
Un escritor norteamericano llega a Mar del Plata y ahí conoce a un chico bonaerense (Piglia) que escribe un diario y el diario es lo que leemos. El norteamericano está detrás de una mujer y escribe y reescribe una novela (también es Piglia este) y la explica y más y más, Dios santo.
Y hay un conjunto de parrafitos con historias de locos y más.
Y la segunda parte es de... ¡un escritor! ¡Que es Piglia! ¡Que va a una casa de escritores en Francia! ¡Y conoce a otro escritor! ¡Que escribe un diario que predice el futuro! ¡Y el futuro escrito es el futuro del protagonista! ¡Es decir Piglia! ¡Y el nostradamus tiene una hermana que escribe sobre dichos populares! ¡Y Piglia se la quiere curtir, pero en vez de hacerlo, hablan del hermano! ¡Ja ja ja aja jajaja!
¿Se dieron cuenta que hay un montón de escritores protagonistas de libros?
¿Dónde se vio una entomología que estudia a los entomólogos?
¡Qué será, de seguir así, de los pobres insectos!
La coda, llama El Fluir de la Vida, que está en medio de la novela, es uno de los más hermosos y perfectos relatos que se hayan escrito jamás.
Línea para Ricardo Piglia, por su amigo E. R.
La perfecta red del lenguaje se ha deshilado y está deshilándose, pero no forma un continuum de hilo extendiéndose imperturbable como la muerte, sino que al deshilarse se enreda por todas partes y sigue enredándose por ahí, y entonces yo trepo por los nudos buscando una punta suelta para tirar de ella pero termino enredado también por todas partes y sigo trepando por ahí entre la maraña enredándome más todo cargado de hilo y ya estoy volviéndome definitivamente loco.
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