“Mientras yo sueño, tú vives. Aunque en mis sueños todo es más bonito.”
Calla. No me despiertes. No pretendo salvar el mundo, no te voy a salvar a ti. Bastante tengo con mantenerme en pie, o con besar el suelo cuando caigo, para levantarme con la sonrisa bien puesta.
Que si, que soy una soñadora, de ahí estos ojos, esta mirada, estas ojeras. Este desastre no se mantiene solo, ¿qué pensabas?
Soy libre, me siento libre de amarte, de llorarte, de soñar contigo despierta y dormida. Tú no puedes decir eso, tú eres prisionero de ti mismo, de la vida que has elegido. Y digo prisionero porque digas lo que digas, has elegido el camino más cómodo, más fácil, que te hace feliz, vale. Pero no todo lo feliz que sabes que podrías ser.
Si digo que no siento, sería un mentiroso. Porque te quiero como se quiere a lo que uno siempre ha buscado, aún sin saber cómo es, qué forma tiene. Y no te encontré, me encontraste. Y ese café supo a gloria. Y el encuentro supo a primera vez, esa primera vez que fue nuestra. Que sentirte fue fácil, que las ideas y palabras fluían tan naturales que parecíamos viejos amigos recordando un nuevo amor. Pero de amistad nada, que me gustaste como la mujer que eres, esa completa. Que hacerte el amor era básicamente mi canción favorita. Que llenar de gemidos esa habitación la mejor música de fondo. Pero qué más puedo decir, que estoy sintiendo mucho. Y lamento no ser valiente. Y me pesa correr, cuando habría que agarrarte más fuerte. Pero te siento mucho. Tú, que eres la primera vez que me llena. La única que ha logrado tocar mis fibras más intimas. Tú que ahora te paras a lo lejos. Por mi culpa.
Perdona cariño, yo me paré en aquel 11 de Abril. En aquel beso que no supe que iba a ser el último, en aquel abrazo que me hacía sentir chiquitita. En aquel “nos vemos” que no llega.
Entre cigarro y cigarro, me consumo. Libre, y presa junto a ti.
“Sácame de ti o llévame contigo”
Si pudiera devolverle las horas al reloj de tu pared lo haría y escribiría una historia mejor. Pero me has encontrado roto. Y aunque luchaste por repararme, elegí lo más fácil, correr. Lo que se me olvidó es que no se puede llegar lejos así. Que no hay distancia más grande que la que encontramos cuando corremos hacia adentro y escapamos de lo que sentimos. Lo siento. Se me han terminado las horas.
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