Revista Tecnología

Privacidad mitos y verdades

Publicado el 22 abril 2016 por Instintobinario

Se habla mucho en los últimos tiempos de la privacidad, de que nos espían de que si Google sabe todo de nosotros, etc. Y la verdad es que todo ésto es cierto, o al menos en parte, pero no de la forma en que nos lo pintan. Debemos tener en cuenta muchos factores que agravan o palían el hecho de que nuestros datos y hábitos estén en manos de otros, y eso es lo que voy a tratar de esclarecer en este artículo.

Antes de nada debéis de tener en cuenta que lo que escriba aquí no es una verdad absoluta, pero tampoco una opinión como tal, simplemente se trata de mi apreciación personal sobre la realidad actual en cuanto a la privacidad de los usuarios. Dicho ésto, si se genera un debate (sano y constructivo al poder ser), y hay otros que tengan apreciaciones radicalmente diferentes a las mías, es todo bienvenido.

La privacidad comprometida

Desde hace casi 3 años ya, con el destape de la NSA por parte del ex-agente Edward Snowden, se ha hablado mucho y de muchas formas de la privacidad del usuario, de las prácticas de los gobiernos para controlar todo lo que hacen sus ciudadanos y quienes no lo son y de cómo las empresas recaban y almacenan los datos y hábitos de los usuarios. Yo aquí me voy a centrar en éste último punto. Ni que decir tiene que el hecho de que un gobierno trate de espiar a sus ciudadanos, así como a ciudadanos extranjeros, me parece totalmente mal, además de ser una práctica inmoral que jamás debería producirse en un país que se llame democrático. Por no hablar de la inmoralidad que dicha práctica representa, más propia de regímenes totalitarios (no mencionaré cuales sí o cuales no, que no vengo a hablar de los gobiernos).

Pero centrándome en aquello de lo que quiero hablar, paso a nombrar 2 empresas concretas que levantan una suerte de pasión-odio, por parte de analista, medios, y/o usuarios: Google (ahora Alphabet y Facebook. Podría nombrar muchas más bajo estos criterios, pero estas dos son las que generalmente vienen a la mente cuando hablamos de privacidad. Dichas empresas ofrecen determinados servicios gratuitos. Ningún usuario, o prácticamente ninguno de los miles de millones que tienen, pagan jamás un solo céntimo por ellos, y sin embargo sus cifras de facturación son estratosféricas. ¿Cómo lo logran? A partir de ahí, la típica respuesta es: “venden los datos de los usuarios a las empresas, lo que es ilegal”.

Recabando tus datos

Hay diversas cosas mal planteadas en esa frase. Para empezar sus prácticas no pueden ser ilegales, ya que, de lo contrario tendrían problemas con los gobiernos de los diferentes países donde están ofreciendo sus servicios. Ésto da para muchos debates de por sí, en los cuales yo estoy suficiente capacitado para dar razones de gran peso. Por ello me centro en explicar que esas empresas “no venden” los datos del usuario como tal. Cuando se habla de vender los datos, la mayoría de la gente se imagina al usuario rellenando formularios con sus datos y la empresa recogiendo dichos datos para empaquetarlos y dárselos a terceras partes: gobiernos, otras empresas, personas que paguen por ello… Esto no puede ser cierto por varios motivos, y el primero es que es ilegal y ya he mencionado que no pueden realizar actividades ilegales. Y la segunda y casi más importante, es que es técnicamente, bastante poco viable enviar esos datos a la gente que los quiera comprar.

Entonces, ¿cómo hacen para ganar esas enormes cantidades de dinero? La venta de los datos que la compañía supuestamente hace, consiste en ofrecer a empresas que deseen anunciarse una plataforma donde poner sus anuncios, garantizando que dichos anuncios llegarán a millones de usuarios. Por otro lado, los generadores de contenido (blogers, diarios, etc.) tienen disponible otra plataforma otro servicio mediante la que pueden ofrecer un espacio en sus webs donde se visualice publicidad, permitiéndoles ganar un dinero (más nada que algo, que en éste blog lo sabemos bien) a cambio de que muestren esa publicidad en sus sitios. Así es como sucede en el caso de Google, que es en el que me voy a centrar, aunque todo sea aplicable a las otras empresas que “venden nuestra privacidad” con ligeros matices en la ejecución. Los anuncios, de ésta forma se mostrarán allá donde el usuario vaya, lo cual hace muy efectiva la contratación de ésta plataforma de Google (al menos en teoría, debido a la proliferación de los bloqueadores de publicidad).

Para que todo ésto funcione, Google necesita conocerte, saber qué te gusta y cuales son tus hábitos. De esa forma, y gracias a un algoritmo, te mostrará solo los anuncios que realmente son relevantes para ti. Así, si eres hombre (por poner un ejemplo básico), descartará los anuncios relativos a ropa femenina o maquillaje, mostrando otros que sean de tu gusto (tirando de tópicos: motos, coches…).

¿Y de qué forma puede puede Google conocerme?

Muy simple, por medio del uso de sus servicios. Cada vez que realizas una búsqueda, Google puede saber qué temas te interesan (si lo buscas será porque tienes algún tipo de interés en ello verdad). Por ejemplo, hace un tiempo estaba mi padre utilizando el ordenador, leyendo el periódico online, cuando dice: “anda si salen unos anuncios de árboles frutales”. Mi padre es aficionado a la huerta y los árboles y utiliza mucho el buscador para leer sobre estos temas, además de youtube para ver vídeos sobre poda, trasplantes, etc. Se mostraba realmente sorprendido de que, en una sola página hubiese dos anuncios diferentes sobre un tema tan concreto, que, además, le interesaba mucho. Yo le expliqué que no era una coincidencia y todo el proceso, aproximado, hasta que esos anuncios aparecen ante su vista.

Politica de privacidad de Google

¿Significa ésto que hay un operario (o una serie de operarios), analizando los datos que ha recogido Google sobre mi y que éstas personas saben exactamente quién soy y cómo me comporto? Pues no, ¡menuda locura! Con los millones de usuarios que tiene Google, se tardaría milenios en analizar la información recogida un solo día de forma manual. Lo que tienen es una serie de datacenters, con un montón de ordenadores, que corren un algoritmo que analiza continuamente los datos y los almacena asignándoles a alguna clase de identificador del usuario. Es este algoritmo el que se encarga de seleccionar lo que es interesante para ti y lo que no, de forma que te aparezcan, como a mi padre, los anuncios de los árboles frutales, o de lo que quiera que busques y sea de tu interés. Lo más probable es que tus datos jamás sean leídos o vistos por ningún ojo humano.
¡Y ésto que he explicado hasta ahora es solamente con el ejemplo del buscador! Pero Google tiene muchos más servicios como sabéis: con GMail sabe con quien nos comunicamos, con Calendar qué compromisos sociales tenemos y cuándo tenemos ocio. Con Translator qué idiomas nos interesa o con qué países tenemos algún tipo de relacion, con Fotos cómo pasamos nuestro tiempo libre o qué lugares visitamos gracias a los reconocimientos de imágenes, y un largo etc. Por si fuese poco, hay que añadir a la ecuación el navegador Chrome que les pertenece, así como Android que también. Mediante estos dos elementos se garantiza que utilicemos sus propios servicios, pues nos los pone, aún más, al alcance de la mano.

¿Debo entonces dejar de utilizar Google y sus servicios?

No hay duda alguna de que los servicios de Google son, en su mayoría, de una calidad excelente. Google es una empresa con mucho talento en su interior, y, además, saben fomentarlo y aprovecharlo muy bien, siendo una empresa muy dinámica y que sabe adaptarse a los cambios de mercado y tecnológicos con una asombrosa rapidez para su tamaño. No me cabe duda de que en el futuro va a seguir adaptándose y ofreciéndonos muchos más servicios de calidad, aunque algunos se le sigan escapando, como el ofrecer una red social capaz de competir con las grandes.

Si tuviéramos que pagar por todos los servicios que Google y otras empresas nos ofrecen y utilizamos a diario, apenas nadie podría permitirse más de un par de ellos al tiempo. Dichos servicios son caros de mantener, por lo que, para no pagarlos, cedemos los datos personales que la empresa puede obtener mientras los utilizamos. Ésto es perfectamente legal debido a las “Condiciones del servicio” y la “Política de Privacidad” que generalmente aceptamos sin leer. En éstas, tenemos un contrato mediante el que damos permiso para que todo ésto suceda de forma transparente a nosotros mientras utilizamos el servicio.

Para escapar a todo este “entramado” de captura, análisis y uso de datos del usuario, el único medio que tenemos, es abandonar los servicios de dichas compañías, optando por alternativas que no utilicen los datos. Para saber si la compañía que elijamos hace ésto o no no hay otro remedio que leer la política de privacidad y las condiciones del servicio, pero os aviso que debéis olvidaros de servicios gratuitos. Si no queréis que se utilicen vuestros datos, debéis pagar por el servicio su justo valor. Otra opción es utilizar sistemas Open Source, pero éstos suele tener que montarlos y mantenerlos el propio usuario (por lo general, que hay excepciones), por lo que no se encuentra al alcance de cualquiera.

En mi humilde opinión, empresas como Google dan servicios de muy alta calidad, que facilitan mucho la vida del usuario, se adaptan a él y se hacen muy accesibles. Ésto no sería posible de no ser por el análisis de los datos de usuario. Lo que el usuario debe hacer es llegar a un compromiso entre privacidad y servicio, utilizándolos de forma que se exponga lo necesario, y renunciando a algunas de las capacidades del servicio para poder mantener un cierto nivel de privacidad.

¿Cual es vuestra opinión?

El artículo Privacidad mitos y verdades apareció por primera vez en Instinto Binario.


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