Revista Asia
La dirección del amor está cambiando de rumbo en Corea del Norte. Hasta hace unos años era impensable pensar en contraer matrimonio con alguien que había escapado del país y así "traicionar" el socialismo pero al final es la situación crítica actual que hace cambiar de idea a aquellos que buscan otra alternativa en el enlace matrimonial. Decir su voluntad de casarse con alguien que no esté dentro del territorio norcoreano era una aberración e incluso un delito que podía acabar en prisión pero la permisividad está dominando poco a poco en las mentes de los que no solían comprender por la precariedad económica.
Aunque la conversación por teléfono de forma directa o el envío de dinero entre las dos Coreas no es posible, la remesa de billetes sigue funcionando con normalidad. Las mujeres norcoreanas, al ver a sus vecinos recibir dinero del país enemigo por parte de los familiares que residen ahí, empiezan a dudar sobre el índice de pobreza en Corea del Sur que el régimen inculcó por los medios de comunicación durante décadas. Muchas ven eso como el único puente de salvación y piensan en salir del país acercándose hacia el norte. Y el otro factor que no se debe olvidar es la expansión ya impenetrable de las series surcoreanas cuyo modus vivendi también dispara la estimación de querer establecerse en Corea del Sur.
¿Enemigos? Parece que dicha palabra es un término olvidado e incluso pretérito y ya muchos son quienes poco a poco han abandonado aquella percepción la homogeneidad que existe en Corea del Norte. Tratan de buscar ese concepto de la felicidad que hace días era un asunto ajeno para los jóvenes que quieren buscar nuevos caminos. El régimen norcoreano aún no ha tomado medidas drásticas con este fenómeno que va creciendo de forma considerable pero se despertaría repentinamente para implantar el terror si esto trata de dañar a la mismísima élite política del país. El diario de Corea del Norte