Desde el nacimiento de R. usar el ordenador ha pasado a ser ciencia ficción. Es casi imposible conseguir que me deje teclear un rato sentado en el despacho. Lo mejor que se le ocurre es aporrear el teclado o coger cualquier cosa que esté suelta por la mesa. Aprovechar sus momentos de sueño es una idea bonita pero irreal... R. no duerme en la cuna. Es ponerle en ella y despertar, así que la mayor pate d las veces YO soy su cuna. Eso me relega a pasar largos ratos en el sillón, con el dormido o con el mamando. Y el iPad me conecta con el mundo. Me da facilidades para casi todo: leo gracias a él, me comunico con quien ahora no puedo atender por teléfono, veo películas... Y mantengo mi actividad online ¿? No, realmente no del todo. Hasta la fecha no he sido capaz de bloguear en condiciones desde este gadget prodigioso.
Y he probado varias. Las gratuitas. Pero o la gestión de las fotos era un desastre, o las posibilidades de edición muy pobres o incómodas.
Al final me he decidido a probar una de pago. La reseña de Gizmodo me convenció y el precio (4,95€) me pareció asumible si realmente iba a funcionar.
Y aquí estoy, publicando el primer post con la aplicación, explorando las opciones que tiene (soporte para varias plataformas, un panel bastante elaborado para editar el texto, posibilidad de pasar de manera fácil a editar en código y una integración completa con gestores de fotos y redes sociales que uso poco (Picasa o Instagram) pero que voy a tener que explorar también para ser más eficiente en la gestión de los diferentes blogs (hace poco leía que Blogger limita el espacio que te permite usar para alojar tus imágenes, y es algo que ingenua de mí, no conocía).
Y ahora, herramientas más o menos eficaces, es cuestión de que el peque me deje al menos teclear un poquito, que para que sus ratos de sueño coincidan con mi planificación no hay aplicaciones.
Publicado con Blogsy