Revista Diario

Probando una nueva pediatra

Por Una Mamá (contra) Corriente @Mama_c_corrient
Como comenté tras la revisión de los 15 meses, he decidido buscar otro/a pediatra. De momento, y tras varias visitas infructuosas al ambulatorio y numerosísimas llamadas sin respuesta, conseguí que cambiaran al médico al turno de mañana y me adjudicaran, por tanto, otra pediatra y otra enfermera. Ahora sólo me queda pedir cita, no ya para que le hagan una revisión, si no para comentarle mis preocupaciones sobre el desarrollo del niño y ver qué impresión puede tener otro profesional y qué me puede ofrecer el sistema público.
Entre tanto, y como ya se como funciona mi ambulatorio (es decir, peor que mal), estoy buscando un pediatra privado que me guste. Después de haberle dado muchas vueltas y haber consultado con vecinas del barrio, me decidí a pedir cita en un hospital (privado) nuevo que me pilla muy muy cerquita con el coche. Y allí que hemos ido esta mañana.
Por un momento he pensado que íbamos a aparecer en otra dimensión paralela, porque la niebla que había esta mañana era tan espesa que daba miedo circular. Encima, a mitad de camino, y cuando ya había entrado en carretera interurbana, he oído unos ruidos metálicos, he vuelto la cabeza y ¡el niño llevaba el arnés de su silla desabrochado!. No gana una para sustos. Menos mal que ya estábamos llegando y el niño no ha sido consciente de que estaba libre de bajarse de la silla, casi me da un soponcio viendo que no podía parar en el arcén y menos con la niebla tan tremenda que había.
El hospital me ha encantado. La planta de pediatra sólo estaba compartida con ginecología y la sala de espera era inmensa, nueva, reluciente y ¡llena de juguetes!. Además, he buscado pediatra por la mañana, que pienso que tendrá menos gente, y efectivamente había cuatro gatos. Eso sí, nos ha tocado esperar un poco y luego he entendido por qué, porque la doctora que nos ha tocado se enrolla un montón.
La pediatra me ha gustado, aunque ha habido algo que ha estropeado bastante mi impresión sobre ella (más adelante lo comento). Me ha preguntado un millón de cosas, no sólo de los antecedentes del niño (que es lo normal cuando vas de primeras), sino del momento actual: qué tal come, qué tal duerme, si camina, si corre, si intenta subir escalones. Hemos hablado de la introducción de alimentos, de los ciclos del sueño, de la necesidad que tiene el niño ahora de dormir acompañado (con total comprensión por su parte, o al menos eso me ha parecido), de la piel tan sensible que tiene el niño, de chuparse el dedo, de las cacas blandas... De todo. Y preguntado por ella, no yo como una ametralladora.
Además, le ha pesado, le ha medido, le ha toqueteado como corresponde, todo muy bien. Incluso me ha ofrecido ponerle las vacunas de los 15 meses porque, qué curioso, este hospital tiene concierto con la Comunidad de Madrid y ponen las vacunas sin tener que pagarlas. Algo de lo que he tomado buena nota, desde luego.
La nota negativa es que en el tema de mi preocupación sobre el desarrollo del niño no ha estado fina. Me ha dicho que no todos los niños alcanzan los mismo hitos al mismo tiempo y que, de hecho, lo normal es que vayan más adelantados en unas cosas y más atrasados en otras. Por ejemplo, me ha dicho que mi hijo tiene un nivel de manipulación manual muy avanzado, que seguramente le da varias vueltas a otros, pero que en cambio habrá niños que, manipulando mucho peor, digan al menos 10 palabras. Según ella, esto son leves retrasos madurativos, que no son patológicos, y que se superan con el paso de los meses, hasta que más adelante terminan igualándose todos. A día de hoy, considera que las cosas que le he contado y las que ella ha observado ahí no son determinantes como para mandarle a un neurólogo pero que hay que observarlo de cerca y comentarlo a los 18 meses, dándole tiempo al niño. Hasta ahí más o menos bien, no comparto alguna cosa, porque esto de esperar está muy bien pero según cómo y para qué, es decir, está muy bien que todos los niños son diferentes, pero yo en la sala de espera he oído como un bebé de no más de 9 meses decía un "mamá" como una casa y no veo normal que mi hijo, con 15 meses y medio, no lo diga y pienso que sí es para preocuparse. Pero, bueno, no me ha parecido mal.
Lo que no me ha gustado nada es que para valorar todo esto me remita... ¡a las guarderías!. Sí, sí, va y me dice que lo que puedo hacer es meter al niño en una guardería porque allí son especialistas y seguro que lo pueden valorar mejor que ella. Me he quedado a cuadros porque me ha parecido absurdo el planteamiento. ¿Especialistas en atención temprana en una guardería?. Meterle ahí x horas diarias para que evaluén por qué el niño no dice mamá o atiende a su nombre... Pues no lo entiendo, la verdad... Me he quedado tan alucinada que me ha costado argumentar sin demostrar que estaba flipando, así que le he dicho que qué tal los centros especializados en estimulación infantil o, mejor aún, en atención temprana. Y me dice que bueno, que sí, pero que eso me va a salir más caro, que por eso no me lo había recomendado. Pero que si yo quería llevarle a un sitio de estos, mejor, porque desde el punto de vista de salud era mejor no ir a la guarde. En fin, un berenjenal súper contradictorio que no he entendido para nada y no creo que ni ella misma comprendiera.
Me he quedado con la sensación de que esta mujer no sabía bien como orientarme, igual que le pasó a mi pediatra oficial. Y hasta cierto punto lo veo normal, es como un médico de familia, que no puede saber de todo, pero el médico de familia lo que hace es derivarte a un especialista, ¿no?. Leche, pues entonces háblame de los neuropediatras, de los psicólogos infantiles, de los centros de atención temprana... 
Mi sentimiento ahora es contradictorio. Por una parte he salido de allí muy contenta porque la consulta ha durado unos 3/4 de hora y he resuelto y comentado muchas dudas, me ha atendido muy bien y ha habido buena sintonía, se ha mostrado interesada y proactiva como yo esperaba... Pero, por otra parte, he visto que en el tema de la atención temprana no anda bien orientada y no me va a servir de ayuda... Supongo que volveré. A pesar de este fallo (bastante importante, bajo mi punto de vista) me ha gustado más que la pediatra a la que estábamos yendo hasta el momento y las instalaciones le dan cien mil vueltas. ¿Es posible que el pediatra 10 no exista?.
Ni qué decir tiene que el jueves voy a ir al neuropediatra, que está en el mismo hospital, a ver qué me dice. Sigo pendiente de la propuesta del centro de atención temprana, que creo que tendré respuesta suya mañana. Estoy deseando ponerme manos a la obra, nadie se puede hacer una idea de cuánto.

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