Revista Sabores del Mundo

Probar comida nueva

Por Bbecares
febrero 13, 2013

Yo siempre fui una malísima ‘comedora’. Nada me gustaba. O eso decía yo, porque la realidad era que nunca probaba cosas nuevas y simplemente decía que es que “no me gustaban”. Era mi frase estrella.

Vamos que yo fui una niña-adolescente de esas a las que te apetece darles un sopapo cuando se ponen delante de la comida, con todo el hambre que hay en el mundo. Yo sería la primera que le diría a aquella niña que muy mal.

Pero con los años aprendí y entonces me dí cuenta de que me había perdido de comer comida deliciosas por no querer probarlas. Así que ahora intento probarlo casi todo. Y casi todo me suele gustar más o menos. Aunque aún tengo respeto a las vísceras de los animales y los pellejos, que mucho se comen por Vietnam. Y tampoco me gusta nada la cebolla, pero si alguien que no me conoce bien, la cocina, yo me la como y no digo nada.

Pues partiendo de esa base de que me gusta probar cosas nuevas, el otro día probé algo que parecía muy curioso.

La apariencia era esta (os lo dejo por si queréis ir adivinando):

Lo marrón que véis son hojas de bambú que recubrían el producto comestible que venía dentro.

Lo marrón que véis son hojas de bambú que recubrían el producto comestible que venía dentro.

Íbamos en un tren en un tren hacia nuestras maravillosas vacaciones en la isla de Cat Ba (ese capítulo, en unos días) y yo estaba muerta de hambre. Casi perdemos nuestro tren, porque nos confundimos y fuimos a la estación principal de Hanoi a tomarlo (y nos habíamos levantado 3 horas antes a las 6 de la mañana y nos habíamos dado una paliza terrible para llegar al centro de la ciudad desde nuestro barrio).

Cuando quedaba menos de media hora para que saliese nuestro tren, nos enteramos de que esa no era nuestra estación y que debíamos ir a otra. Podéis imaginaros el show: en una ciudad tan caótica como es Hanoi, un taxi de coche va muy lento porque la motos reinan en las carreteras, así que cogimos tres moto taxi, uno para cada una y les dijimos que se apuraran que era tarde. Ahí pasamos un poco de miedo, el mío pitaba como un loco y sin parar. Pero bueno, llegamos y al llegar nos perdimos unas de otras y justo en el último momento nos encontramos y subimos al tren. Pensé que me quedaba sin vacaciones. Así que, tras todo el trajín, necesitaba comer.

Primero pasaron vendiendo arroz y no quería arroz. Sabía que había otro carrito y esperé. Y sólo tenía bolsas de patatitas que no me apetecían a las 9.30 de la mañana y eso de la foto que eran hojas de bambñu recubriendo algo que no teníamos ni idea de lo que podía ser.

Así que lo compré y lo abrí. Al abrirlo, aparecieron más hojas de bambú. Estaba bien envuelto. Y luego apareció una masa gelatinosa como verde oscura con algo blanco que asomaba:

A quitarle todas las hojas de bambú, apareció esto. ¿Alguna idea más clara de lo que podría ser? Yo, en este momento, estaba más perdida que al principio

A quitarle todas las hojas de bambú, apareció esto. ¿Alguna idea más clara de lo que podría ser? Yo, en este momento, estaba más perdida que al principio

Pues ya no me quedaba otra que darle un mordisco y………… mmmmmmmm BUENÍSIMO. Se llama Banh Gai y parece ser que lo de fuera es una masa hecha con varios ingredientes, entre otros, la tapioca, no tiene mucho sabor y la textura es como de gominola blanda y por dentro, tiene un relleno hecho de coco y de plátano, que me encantó. Ahora es una de mis comida favoritas aquí. Es dulce pero por la fruta.

Por esas cosas, me alegro de haber dejado de lado las tonterías y de decidirme a probar todo. Si no fuera así, nunca habría descubierto el Banh Gai. Por cierto, a mi hermana, que sí que es una campeona de probar cosas nuevas desde siempre (la admiro mucho), creo que le encantaría.

El último Banh Gai de la bolsa. Me encantó!

El último Banh Gai de la bolsa. Me encantó!


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