Los probióticos deben tomarse siempre que sea necesario y no hacerlo sin sentido. Aquí veréis algunos ejemplos de cuando es recomendable
¿Son buenos para todo, los probióticos? Los
probióticos son microorganismos vivos que tienen un beneficio sobre la salud si se administran en la cantidad adecuada.
Desde principios del siglo XX que ya se sospechaba que existían pero no fue sino hasta 1965 que se denominan probióticos como tal.
Forman parte de la microbiota y se encuentran sobre todo en el intestino. Por eso también se llaman coloquialmente “flora intestinal” aunque ésta incluye otros microorganismos.
Los probióticos deben estar en equilibrio con otros microorganismos que pueden causar enfermedades. Si este equilibrio se rompe, podemos tener problemas sobre todo gastrointestinales.
Por lo tanto, si aparecen estas alteraciones, puede ser beneficiosa la aportación externa de probióticos.
Para que un microorganismo pueda considerarse probiótico debe cumplir unos requisitos:
– ser de origen humano,
– no producir enfermedades,
– no ser tóxico,
– ser lo suficientemente resistente para soportar el ácido gástrico y la bilis,
– poderse pegar y vivir en el intestino,
– producir sustancias beneficiosas,
– ayudar al cuerpo en la respuesta inmunitaria.
Los probióticos se pueden encontrar en algunos alimentos como el yogur o en forma de medicamentos.
La gran mayoría de
probióticos se engloban en las especies
Lactobacillus y
Bifidobacterium pero también hay otros como Saccharomyces.
Los efectos de un determinado probiótico son específicos de cepa, dependen de la dosis y son válidos sólo para la indicación concreta que se especifique.
Concretamente, en Pediatría, se ha demostrado que
los probióticos son útiles para:
Tratamiento de la
diarrea aguda infecciosa, sobre todo de causa vírica, especialmente para Rotavirus. ¿Cuáles? Lactobacillus rhamnosus GG,Saccharomyces boulardii, Bifidobacterium lácteos y Lactobacillus reuteri DSM 17938. El efecto que tienen es acortar la duración de la diarrea 1 día aproximadamente.
Prevención de la diarrea asociada a antibióticos. ¿Cuáles?
Lactobacillus rhamnosus,
Lactobacillus reuteri y
Saccharomyces boulardii.
También se ha visto que pueden ayudar en la prevención de la enterocolitis necrotizante de los prematuros y en algunos casos de enfermedad inflamatoria intestinal (pouchitis) y se está estudiando su posible beneficio en muchas otras enfermedades como el cólico del lactante, el síndrome del intestino irritable, la erradiación del
Helicobacter pylori, la intolerancia a la lactosa, el sobrecrecimiento bacteriano, el
estreñimiento funcional, la dermatitis atópica …pero aún no se tiene evidencia científica en estos casos.
En resumen, los probióticos pueden ser útiles en algunos casos pero siempre especificando el tipo, la dosis, la duración y la indicación. ¡No nos dejamos guiar por el marketing publicitario!