Los probióticos son descritos por los científicos como microorganismos vivos que, administrados en cantidades adecuadas, confieren un beneficio para la salud del huésped.
Se trata de bacterias vivas y otros microorganismos que tienen la virtud de renovar nuestra salud, estimular el sistema inmunológico, mejorar la digestión e incrementar la capacidad innata de nuestro cuerpo de prevenir y combatir enfermedades.
Cada año se publican numerosas investigaciones acerca de los probióticos y su efecto en enfermedades que van más allá del tracto gastrointestinal. La verdad es que el hecho de no haber hecho mención aún a estos bichitos mágicos en el blog, después de tanto tiempo, ¡merece un punto negativo para nosotras!
Si aún piensas que los probióticos son el típico remedio que te recetan tras una gastroenteritis, prepárate para cambiar el chip. Muchos profesionales de la salud perpetúan este mito, probablemente por el desconocimiento de los cientos de nuevas investigaciones al respecto. Entre estos nuevos descubrimientos, podemos encontrar que las bacterias saludables podrían curar alergias, artritis, depresiones y otras enfermedades mentales. Por la parte que nos toca, existe también una creciente evidencia de la eficacia de la microbiota intestinal para mejorar la resistencia a la insulina, la secreción de insulina deteriorada y las complicaciones metabólicas en pacientes diabéticos.
La importancia de la Microbiota
Lo que sucede en nuestro intestino tiene un papel muy importante para determinar tu estado de salud global. Es clave en la salud del cerebro, de las articulaciones, el sistema respiratorio, hormonal y mucho más que no podrías ni imaginarte. ¿Quieres saber lo que vive en tu intestino?
– Aproximadamente más de un trillón de bacterias de miles de especies.
– Un kilo de tu cuerpo está formado por los microbios que viven en él.
Es esencial tener suficientes bacterias probióticas por los siguientes motivos:
– Ayudan en la digestión, aseguran la absorción adecuada de nutrientes
– Eliminan productos de deshecho
– Ayudan a crear vitaminas de vital importancia
– Controlan las bacterias dañinas y microbios
– Reducen la inflamación
– Regulan el sistema inmunológico
– Metabolizan el exceso de colesterol
Una microbiota dañada puede crear inflamación y perjudicar el equilibrio del sistema inmunológico, como en el casi de las enfermedades autoinmunes.
¿Cómo puedo saber si mi flora intestinal está desequilibrada?
Un análisis de heces puede reconocer bacterias dañinas y hongos que puedan estar presentes en tu intestino, pero no mide los probióticos. Cuando se produce un desequilibrio en tu flora intestinal, es probable que te cause algunos síntomas incómodos como acné, alergias, ansiedad, colesterol alto, desórdenes digestivos o autoinmunes, diarrea, dificultad para perder peso, dolores de espalda, problemas para dormir, eczema o psoriasis, fatiga crónica, fibromialgia, flatulencia…
Desgraciadamente, hoy en día, debido a la pobre alimentación, es bastante habitual que nuestra flora se encuentre dañada y lo hayamos pasado por alto buscando incansablemente las causas de nuestros males.
¿Qué ocurre cuando se daña la pared intestinal?
La dieta común es deficiente en vitaminas, minerales y otros nutrientes. Por supuesto es alta en azúcar, químicos y conservadores, grasas que producen inflamación. Este tipo de dietas es un desastre para tus paredes intestinales. Las vellosidades presentes en la pared intestinal se vuelven menos capaces de absorber nutrientes pudiendo incluso llegar a inflamarse, lo que afecta aún más su habilidad para extraer nutrientes. Las paredes dañadas e inflamadas son el inicio de los problemas en el balance normal entre microbios necesarios y patógenos, conocido como disbiosis. La disbiosis puede causar un incremento en la permeabilidad intestinal, facilitando el acceso directo de patógenos y microbios al torrente sanguíneo.
Son muchos los médicos y científicos que continúan buscando las causas de enfermedades autoinmunes (son más de 80). Probablemente una de las principales causas sea la disbiosis.
Intestino – Inflamación – Síndrome Ovarios Poliquísticos
Cada vez son más las investigaciones que relacionan inflamación con la mayoría de las enfermedades. Esta inflamación es silenciosa y actúa sin que nos demos cuenta. Debemos concienciarnos de la importancia de nuestra salud intestinal. A corto plazo quizás nuestro cuerpo puede ser capaz de lidiar con la inflamación pero, cuando alcanza cierto nivel pueden llegar a surgir diversas condiciones y enfermedades, entre ellas obesidad, resistencia a la insulina y diabetes tipo II. Antibióticos, pastillas anticonceptivas y otros medicamentos para el dolor contribuyen activamente a dañar la microbiota.
Sabemos que muchas mujeres con Síndrome Ovarios Poliquísticos sufren de inflamación crónica que afecta a la resistencia a la insulina y el aumento de peso. En una investigación, se encontró que los cambios en la flora intestinal provocaron una disminución de la grasa corporal, aumento de peso e inflamación (Ver estudio).
La inflamación crónica conduce a la resistencia a la insulina y al empeoramiento de los síntomas del Síndrome Ovarios Poliquísticos.
La suplementación con probióticos podría prevenir la resistencia a la insulina.
Un estudio reciente mostraba en ratas con SOP inducido, que la suplementación disminuyó los andrógenos séricos, los ciclos estrales (intervalo entre ovulaciones) mejoraron y las funciones ováricas se normalizaron. (Ver Estudio).
En otro estudio realizado con 60 mujeres con SOP, aleatorizado, de doble ciego y controlado con placebo, el consumo de suplementos probióticos resultó en una reducción significativa en el peso y el IMC en comparación con con el placebo. Además, en comparación con el placebo, la administración de probióticos se asoció con una disminución significativa en la glucemia en ayunas, concentraciones séricas de insulina, triglicéridos séricos y un aumento significativo del índice cuantitativo de control de sensibilidad a la insulina. (Ver Estudio).
Uso de Probióticos
Dada la evidencia, la adherencia a un estilo de vida saludable, así como sanar el intestino y restaurar el equilibrio saludable entre microbios beneficiosos y patógenos es de vital importancia para el tratamiento del Síndrome Ovarios Poliquísticos.
Existen dos formas de consumir probióticos, puedes utilizar un suplemento de calidad o aprender a incorporar alimentos fermentados en tu día a día. Nuestros ancestros los comían en grandes cantidades, dado que tenían que conservar comida para su consumo durante el invierno, cuando no había posibilidad de cosechar.
Respecto a los probióticos, los dos tipos de bacterias principales son Lactobacilos y Bifidobacterias, cada uno con varias especies y subespecies. Dado que vas a encontrar numerosos suplementos en el mercado, me gustaría hacer un breve resumen de las bacterias más importantes que debes de buscar en ellos, a modo manual.
Lactobacilos
– Lactobacillus acidophilus: se trata del primer probiótico descubierto. Se encuentra habitualmente en los yogures con cultivos vivos. Fermenta los azúcares de la leche (lactosa) y ayuda a trasformar el gluten y muchos otros granos. Es vital durante y después del uso de antibióticos.
– Lactobacillus brevis: Se adhiere a la pared intestinal y ayuda a deshacerse de los agentes dañinos causantes de enfermedades. Esta cepa aumenta la producción de compuestos anticancerígenos en el cuerpo.
– Lactobacillus casei: el responsable de digerir los lácteos. Ayuda a descomponer la caseína y el gluten. Regula las respuestas inmunológicas y nos defiende de la famosa E.coli. También favorece la reducción de citocinas, que son las sustancias del cuerpo causantes de inflamación
– Lactobacillus gasseri: destruye las bacterias dañinas. Se encuentra presente en el intestino, en la leche materna y en la vagina. Produce compuestos que matan a unas bacterias llamadas bacteriocinas.
– Lactobacillus paracasei: posee amplios beneficios, contribuye al equilibrio microbiano vaginal, flora intestinal y actúa contra bacterias patógenas.
– Lactobacillus plantarum: el restaurador de la salud intestinal. Muy habitual es su deficiencia en personas que llevan una dieta “estándar”. Sin embargo se encuentra de forma común en personas que llevan una dieta rica en vegetales.
– Lactobacillus reuteri: reduce las infecciones y la diarrea, especialmente en bebés y niños. Es uno de los más potentes contra la infección de H.Pylori, vinculada con úlceras.
– Lactobacillus rhamnosus: conocida como la bacteria antiinflamatoria. Resulta muy prometedor en el tratamiento de condiciones inflamatorias e incrementa nuestra inmunidad natural.
– Lactobacillus salivarus: aumenta la absorción del calcio. Se encuentra en intestinos sanos, en las mucosas de la boca, nariz, párpados y genitales. Reduce la inflamación en el cuerpo y mata microbios dañinos.
Bifidobacterias
– Bifidobacterium bifidum: previene alergias y está presente en grandes cantidades en el intestino grueso en grandes cantidades. Por el uso de antibióticos y una dieta pobre, estas cantidades se reducen.
– Bifidobacterium breve: secreta enzimas que alteran de manera favorable los microbios intestinales. Es el destructor de las enfermedades infecciosas.
– Bifidobacterium infantis: es una bacteria localizada en los intestinos de los bebés y, raramente se encuentra en adultos. Combinada con L.acidophilus ayuda a disminuir diarreas y restaurar el equilibrio saludable en bebés.
– Bifidobacterium lactis: es como un superhéroe cuando se trata de tumores o infecciones. Secreta un compuesto que mata microbios dañinos e incrementa las propiedades antitumorales del sistema inmunológico.
– Bifidobacterium longum: es la cepa dominante encontrada en humanos. Reduce la inflamación intestinal y pelea contra infecciones bacterianas. También reduce inflamaciones pulmonares y respiratorias, así como la inflamación en personas con colitis ulcerosa.
Elegir un buen suplemento
A la hora de elegir un buen suplemento que cumpla con nuestras expectativas, debemos tener en cuenta:
– La reputación de la marca.
– Que sean cepas con respaldo científico, pues no todas las cepas se han investigado lo suficiente. Es decir, una larga lista de cepas no es mejor que cepas que han sido investigadas y efectivas.
– Los probióticos se miden en UFC, que representa el número de bacterias vivas. Estas bacterias mueren con el tiempo y expuestas al calor, por tanto hay que valorar la estabilidad del suplemento.
– Buscamos una mezcla con ambos tipos: lactobacilos y bifidobacterias, para asegurarnos de beneficiar tanto al intestino grueso como al delgado.
– La mayor parte de las personas obtiene beneficio con 1000 millones de UFC pero en algunos casos pueden requerirse dosis más altas.
Para ahorrarte este trabajo, podemos recomendarte Probiotic Defense de la marca Now.
Now Foods, Probiotic Defense, 90 Veg Capsules. 14,61€ en Iherb. Clic aquí.Para una comparativa más detallada, podéis leer el recomendadísimo post de Jordi Paleo aquí.
Alimentos fermentados
Puedes incluir probióticos en tu dieta a través de los alimentos que comes. Existen diversas opciones y es una forma maravillosa para consumirlos. Para no extendernos mucho más con este post sugiero a lectura sobre fermentados de Marcos Vázquez.
Desechando Yogures y bebidas con probióticos
La industria, en un intento más por sumarse a “beneficiar” nuestra salud, intentan vendernos yogures, bebidas e inventos varios con supuestos probióticos que, en realidad contienen interesantes cantidades de azúcar. ¿Quién no conoce el famoso Actimel? ¡Con el famoso Lactobacillus casei inmunitas! La directora de la campaña de Foodwatch (empresa alemana encargada de la protección de los derechos del consumidor), Anne Markwardt, afirmó que «Actimel no protege de los resfriados; refuerza débilmente el sistema inmunológico y no tan bien como un yogur natural tradicional, pero cuesta cuatro veces más y está el doble de azucarado. La publicidad de Danone es un gran cuento probiótico».
La realidad es que los productos que contienen cultivos vivos raramente tienen los múltiples cultivos necesarios para que tengan efecto o, directamente no tienen cultivos vivos.
En una próxima entrega hablaremos sobre prebióticos y cómo alimentar a nuestros amigos.
Referencias http://www.nature.com/ejcn/journal/v64/n6/abs/ejcn201019a.html?foxtrotcallback=true https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28782784 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28615382 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28599375 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28571979 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4836746/ https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28142296
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