por Maria Dominguez GomezLas empresas familiares poseen multitud de virtudes, no obstante, por la mezcla generada entre negocio y familia, se dan ciertos problemas comunicativos.
Una empresa familiar es aquella en la que la totalidad o la mayoría del equipo de trabajo está integrado por miembros de una familia, ya sea de forma directa o indirecta. La comunicación organizacional siempre es un tema complejo, por la relación directa entre los comportamientos humanos y las necesidades empresariales.
Sin embargo, cuando se observan las pequeñas y medianas empresas de origen familiar, se puede percibir que el universo comunicativo tiene un integrante personal que muchas veces pesa más que el organizacional, por lo que encontrar el equilibrio entre un factor y otro puede volverse una trabajo titánico, sobre todo si la empresa familiar comienza a crecer y a incorporar entre sus filas a personal sin ninguna relación de parentesco.
Homeostasis o resistencia al cambio
La asignación de la personalidad del fundador o de la identidad familiar a la empresa suele generar una actitud inmovilista por parte de los puestos directivos a la hora de adaptarse a la nueva realidad social y profesional del siglo XXI, que exige la continua renovación de los productos y las identidades de las empresas.
Por otro lado, se debe tener en cuenta que esta resistencia al cambio es inherente al ser humano y al miedo que genera cualquier cambio en el status quo. No obstante, en el plano de la empresa siempre se debe ir más allá, pues, en la mayoría de los casos, la homeostasis genera la sensación de lentitud o imposibilidad de toma de decisiones, con la consecuente desazón e impotencia del equipo de trabajo.
Organigrama inexistente o insuficiente
A menudo las empresas de corte familiar no poseen una definición clara de los límites en las responsabilidades, funciones y obligaciones de cada puesto en su jerarquía interna, lo que genera constantes problemas al no definir de una forma clara a quién debemos dirigir nuestra comunicación. Esta desorganización interna es un factor desestabilizante de la productividad y genera una sensación colectiva de desconfianza permanente y desinterés por parte del director general en las ideas o propuestas del resto de sus empleados, al encontrarse estos, se quiera o no, con una barrera comunicativa permanente.
Confusión entre la propiedad y la capacidad para dirigir
Estas empresas suelen tener entre sus puestos directivos a familiares que, más que poseer capacidad de liderazgo o, incluso, formación profesional, poseen una relación familiar directa o indirecta con el dueño de la empresa; lo que conlleva, de nuevo, a generar un ambiente desorganizado ante la ausencia de una figura organizadora carismática y capaz.
Del mismo modo, ante la situación de incompetencia de estos empleados en puestos de autoridad se le plantea al empleador la necesidad de ver la realidad y proceder al despido o la reubicación (según la gravedad de la negligencia) o bien, de permitir que estos familiares, por evitar conflictos en lo personal, sigan mermando la calidad laboral.
Egocentrismo en las ideas
Esta situación es de las más perjudiciales y, al mismo tiempo, de las más recurrentes en este tipo de empresas, pues, se presenta, en la mayoría de los casos de forma involuntaria al confundir la propiedad de la empresa con el ser dueño del personal y la imposición de las ideas del director de una forma egocéntrica y absolutista, quitando méritos u obstaculizando las ideas del personal y ocasionando la desmotivación, y, en última instancia, la tan temida rotación de personal.
Resistencia a la asesoría externa
El exceso de confianza entre los familiares que interactúan en la empresa y la insuficiente comunicación intrafamiliar puede ocasionar situaciones tensas que acaben mermando la consecución de acuerdos y actividades profesionales, por lo que si no recurrimos a la asesoría externa, que nos puede otorgar cierta imparcialidad y distancia a la hora de tratar situaciones, la salida de esta espiral irracional quedará más lejana al no contar con una fuerza equilibradora.
Es necesario destacar que estas características son genéricas y pueden presentarse de forma conjunta o independiente, además de ir acompañadas de otras que no se hayan mencionado en el presente artículo. A la hora de analizar estas deficiencias en la comunicación se debe adoptar una actitud constructiva y fuertemente autocrítica para que poder pasar al siguiente nivel en el que se podrán enfrentar las deficiencias empleando herramientas y estrategias comunicativas eficientes.
Autora Maria Dominguez Gomez
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