Seguimos
con el conflicto de Ucrania ya que junto a ISIS, o nuevo estado islámico, el
Califato entre Siria e Irak, son grandes amenazas de conflicto global,
interactuando con el conflicto de Oriente Medio y con el nuevo papel geopolítico
que quiere asumir Rusia tras el frenazo del derrumbe de la URSS, y el retroceso
evidente en el papel de gendarme mundial de EEUU, que a su vez interactúan sobre
la economía mundial, recesión, aumento de las desigualdades… que sumado al
nuevo status de China y el enorme aumento de armas en Asia abren las puertas a
un mundo más inseguro.
En
el caso de Ucrania, durante muchos años territorio ruso, patio delantero de
Moscú, considerada por Putin zona particular de influencia rusa tanto económica,
militar, política… puede terminar en un gran conflicto. Los intereses rusos consisten
en mantener el control dentro de su órbita de influencia; sea como sea, utilizando
la fuerza para conseguir anexión de zonas, y/o impulsando una federación con posibilidad
de control… Desde la caída del muro de Berlín la separación de los países del
Este de Europa de la influencia soviética ha sido constante –además de la independencia
de múltiples repúblicas asiáticas- ampliación de la UE, la OTAN; y el escudo
antimisiles norteamericano.
Quedaba
Ucrania como último eslabón fronterizo con Rusia, ante la intención de
acercamiento a la UE se despertaron los temores rusos, que ahora podían dar
respuestas que hace años les resultaban más complicadas. Rusia ha aumentado su
fuerza política y económica, -muy alejado del comunismo- se encuentra inmersa
en un proceso de recomposición de fuerzas imperiales, que contrasta con la reducción
del intervencionismo de EEUU, en gran parte por decisión propia, y una UE que
pierde influencia y peso a chorros, mientras Putin los gana entre los BRICS,
antiguos o nuevos. Ucrania les pareció el momento de dar un puñetazo en la mesa
y dejar claro su nuevo papel.
Hasta
ahora el conflicto geoestratégico se mantiene dentro de ciertos límites por la postura
occidental de contraponer a la intervención rusa, presiones comerciales y políticas relativas a disminuir sus
poderes blandos, que también son poderes, no lo duden, los pretenden aislar de
conferencias y acontecimientos deportivos o culturales, etc. Las presiones
económicas, antaño sin demasiada eficacia, aumentarán con las nuevas armas de
los mercados financieros, que ahora son capaces de poner en graves dificultades
la necesidad de financiación internacional rusa –privada y pública-, su escasez
de ahorro interno será su eslabón débil, como lo es la dependencia energética
europea de su gas.
La
escalada seguirá en aumento, porque ante la intervención militar de Putin,
Europa se ve en la obligación de responder, así los riesgos de un conflicto
mayor se alimentarán con las pretensiones de continuar extendiendo la OTAN
hasta allí y la creación de una fuerza de rápido despliegue, lo cual vive Rusia
como una amenaza directa.
Un
problema en estos países limítrofes con Rusia es la diversidad de población e
intereses en juego, preeuropeos o prorusos, difíciles de cuantificar y precisar
en territorios que fueron uno, con porcentajes elevados de población rusa
proveniente de los tiempos de la URRS, pero se independizaron tras la caída, lo
cual mostró que había millones de individuos con fuerza considerable y deseos
de romper aquellas relaciones. ¿Qué es lo que quieren las mayorías allí? Como saberlo
en territorios por los que entran millones de personas hacia un lado u otro y
con vínculos diferentes, al este más cercanos a Rusia que al oeste más pro-occidentales.