Revista Economía

Problemas grandes, soluciones pequeñas

Por Ms

Hoy quiero hacer una reflexión que comentaba con una mujer maravillosa.

Como comenté en mi última entrada, ella me encontró a través de este espacio y hoy nos hemos conocido en persona gracias a vivir en la misma ciudad (y casi al lado).

Al igual que yo ha empezado a sentir que el TDPM se instauraba en su vida y como gran luchadora, está buscando toda la información posible para lidiar con este trastorno y reducirlo o hacerlo desaparecer.

Por si lees esta entrada quiero darte las gracias por contactar, por compartir y por hacerme ver que mis palabras pueden llegar a alguien y arrojar un rayito de esperanza.

Problemas grandes, soluciones pequeñas

Mientras hablábamos de sintomatología, tratamiento y de todas las acciones que podemos llevar a cabo, nos paramos en un concepto. Y es que a veces, cuando padeces una dolencia grande, piensas que la solución ha de ser más grande aún.

Es decir, que si sufres un trastorno o enfermedad que merma tu calidad de vida, entonces el tratamiento ha de ser muy fuerte… Pero ¿y qué pasa si ese tratamiento no tiene nada de grandeza? ¿Y si simplemente un suplemento, una pastilla natural o un cambio de hábitos es suficiente?

Her Mood Mentor

Desde hace un tiempo que sigo a esta gran profesional que ya a tratado a más de mil mujeres con esta afección. Y justo hoy ha compartido un caso en el que su paciente padecía el trastorno en su lado más severo. Había probado de todo y llevaba 30 años de sufrimiento, así como de consultas constantes a distintos especialistas.

Y cuando ya creía todo perdido y estaba lista para hacerse una histerectomía… apareció ella, Jes.

Entonces se dedicó de lleno con Jes a tratar su dolencia y casi sin creerlo sus síntomas empezaron a desaparecer. Tanto es así que a día de hoy ya no padece TDPM, solo bajones antes de la regla en muy contadas ocasiones pero casi ni eso.

Estamos hablando de una mujer decidida a retirar su útero por completo en un acto desesperado de «curarse». Y sin embargo comprender su ciclo menstrual, adaptar su alimentación, tomar suplementos y entender qué le sucedía junto a Jes, fue suficiente. Te dejo su testimonio aquí aunque está en inglés:

Vitamina D y otros

En este blog suelo hablar también del colon irritable y de cómo este influye en mi vida y su relación con el TDPM.

Esta condición hace que no absorba bien los nutrientes y estoy bastante segura de que juega un papel enorme en la sintomatología que me suponen los cambios hormonales.

Pues justo hoy me ha llegado un resultado de una analítica que me hice hace días…

Y para mi sorpresa casi todos los valores eran muy buenos! Y eso que el colon irritable sigue jugándome pasadas.

He mejorado mi alimentación y hábitos, pero sigo teniendo problemas. Y como siempre me salen valores raros en las analíticas, me impresionó que estuviese tan bien. Tan bien excepto por un «pequeño detalle»

Siendo ese detalle, el valor de Vitamina D en mi cuerpo.

Y aunque de primeras pueda parecer un pequeño detalle (de hecho SIEMPRE me ha salido muy baja, y los médicos que me mandaron analíticas nunca le dieron importancia), no lo es.

Y no lo es porque el impacto de esta vitamina (aunque no es realmente una vitamina) es inmenso. Es un regulador epigenético, que regula la expresión de más de 2,000 genes… ¿poco no? Y que en dosis bajas (y la mía está por debajo de la mínima), puede estar relacionada con afecciones en el estado de ánimo y en muchos problemas de salud. Tiene un papel inmunomodulador en el sistema inmunológico y promueve la absorción de calcio entre muchas otras funciones.

Pues bien, llevo meses suplementándome con vitamina D y Magnesio, así como tomando sol todos los días a buenas horas sin protector solar, y a pesar de ello me sale bajísima (viviendo en el sur)... ¿curioso eh?

Quizás, quizás, quizás…

Con todo ello lo que quiero decir es que quizás, solo quizás, esta falta de vitamina D se encuentra en muchos de mis problemas. No digo que sea la pieza que falta (¡¡ya querría yo!!), pero sería interesante ver qué pasa si la obtuviese bien, por una vía que mi cuerpo no deseche.

Hace unas semanas di con un canal donde una psicóloga hablaba de cómo la falta de vitamina B12 le supuso una depresión mayor y que al no ser absorbida por su cuerpo en pastillas cuando se la suplementaban, tuvo que hacerlo de otro modo y a raíz de esto se recuperó.

De todas las opciones de tratamiento, jamás se me hubiese ocurrido que una depresión severa pudiese deberse a una falta de vitamina.

Y por ello tenemos que investigar tanto, probar, fracasar y seguir intentándolo, con la esperanza de que algún día demos con la clave. Y esta clave probablemente sea un cúmulo de cosas, pero quizás una sea la que tenga más impacto, y la menos esperada.

Me despido aquí en esta noche cálida, esperando que estas palabras te den ese rayito de luz que necesitas.

Un abrazo.


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