– Marina Muñoz Cervera –
La obesidad en niños y adolescentes sigue aumentando, según la OMS.
En el año 2022, la obesidad en los niños y adolescentes, de 5 a 19 años de edad, será más frecuente que la insuficiencia ponderal (retraso en el crecimiento).
Según la OMS, la comercialización, las políticas alimentarias y los precios de los alimentos son factores que explican el aumento de esta patología en el anterior rango de edades.
A pesar de las recomendaciones de este organismo internacional, de modificar los factores del entorno que aumentan la obesidad en los niños y jóvenes, reduciendo el consumo de alimentos muy elaborados de bajo coste, con alto contenido calórico y escaso valor nutricional, las tendencias previsibles son poco alentadoras.
En los países en desarrollo, hay chicos/as que pasan del bajo peso al sobrepeso, adquiriendo hábitos de consumo asociados al sedentarismo que les dejarán secuelas para toda su vida.
La cifra de 11 millones de obesos entre los 5 a 19 años de edad contabilizados en el año 1975, pasó a 124 millones en 2016.
Los alimentos industriales encaminados a la población infanto-juvenil se han convertido en atractivos reclamos para los niños, con nombres sugerentes, sabores tentadores y precios económicos, de tal forma que a las familias, aunque intenten implantar una alimentación saludable, les resulta difícil competir con los mencionados productos.
Los niños entran a las tiendas sabiendo qué productos quieren, cómo se llaman, qué color les gusta más y cuáles son los más satisfactorios para ellos, desde el punto de vista del sabor.
En algunos países se comercializan a tan bajo precio, que resulta más sencillo «alimentar» a un niño con comestibles envasados que con comida casera.
Desde leches chocolatadas a zumos envasados diversos, bajo la falsa etiqueta de saludables, hasta todo tipo de golosinas que contienen de todo menos nutrientes, son las ofertas diarias que encuentran los chicos cuando salen a la calle.
En cuanto a los jóvenes, que siguen disfrutando de los anteriores productos mencionados, también encuentran bebidas de todo tipo a su alcance, que menoscaban su estado nutricional y le transforman en consumidores habituales de productos comerciales.
Y no solo en la calle, tanto en la televisión como en internet, los productos dirigidos al público infanto-juvenil están a la orden del día.
¿Qué zonas del mundo son las más afectadas?
El estudio revisado por la OMS y publicado en la revista The Lancet, refiere que en el año 2016, el IMC (Índice de Masa Corporal) más alto corresponde a niños y jóvenes de Polinesia, Micronesia y de la región central de América Latina (en mujeres), mientras que en Europa se observó un aumento menos acusado.
Asia Oriental, países de habla inglesa de ingresos altos (USA, Canadá, Nueva Zelanda, Australia y Reino Unido), Oriente Medio y Norte de África, fueron las regiones del mundo en las que más aumentó la obesidad en el período de tiempo estudiado (1975-2016).
Consecuencias de la obesidad en niños y adolescentes para su salud.
El consumo de alimentos con alto contenido calórico y pobres en nutrientes, sumado a una actitud sedentaria, basado en el uso continuado de pantallas diversas que animan a los a chicos a no moverse, condiciona su salud presente y futura.
La hipertensión y el colesterol elevado han dejado de ser problemas asociados solamente a la edad adulta, para extenderse a la población infanto-juvenil.
Patologías, como la diabetes y cáncer, entre otras enfermedades no transmisibles, pueden ser las consecuencias directas del mencionado estilo de vida.
Tanto la obesidad como la insuficiencia ponderal son estados de malnutrición que menoscaban la salud. Una alimentación saludable unida a la práctica regular de ejercicio físico son las mejores herramientas de prevención de esta patología.
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Fuente:
Organización Mundial de la Salud. OMS. “La obesidad entre los niños y los adolescentes se ha multiplicado por 10 en los cuatro últimos decenios”. Comunicado de prensa. 11 de octubre de 2017. Londres.
Imagen:
http://i.bssl.es/elbloginfantil/2017/01/anuncios-de-comida-basura.jpg