Hoy le voy a llevar la contraria a mí médico y, aunque me lo tiene tajantemente prohibido, quiero hablar del monotema del procés. Sé que corro un gran riesgo por lo que voy a decir pero lo asumo: nunca ha existido nada llamado procés. Ha sido todo pura y dura invención mediática para vender más periódicos y ganar oyentes y espectadores. Jamás de los jamases un parlamento se saltó sus propias normas, por no hablar de aquellas de las que emana su legitimidad, y tiró para adelante con los faroles ignorando olímpicamente a más de la mitad de los votantes representados en él. Nunca en la vida ha habido nada que, ni por asomo, pudiera considerarse como una declaración unilateral de independencia. Menos aún se celebró nunca un referéndum de autodeterminación en el que, quien quiso, votó a placer cuantas veces tuvo oportunidad. También falta como un bellaco a la verdad quien afirme que se difundieron noticias y vídeos falsos sobre las cargas policiales el día del referéndum que nunca tuvo lugar. Mentira es también que los Mossos de Escuadra dejaran pasar y hacer el día del referéndum que nunca se celebró y que transportaran en furgonetas urnas chinas para contribuir generosamente a la causa democrática en juego. Es absolutamente falso que se desviara dinero público, es decir, tanto de los partidarios como de los detractores del procés, para financiar una charada ilegal de principio a fin. Tampoco es verdad que el máximo responsable de la carnavalada y otros cinco acólitos se hayan tomado unas vacaciones - ¿pagadas también con dinero público? – en la triste Bruselas para desde allí anunciar la buena nueva orbi et orbi. Miente quien diga que la policía nacional fue presionada, insultada y obligada a abandonar los hoteles en los que se alojaba por cumplir con su deber constitucional, mientras los Mossos, una vez más, dejaban pasar y hacer. Es falso de toda falsedad que el gobierno presidido por quien ahora se propone ser investido en holograma se reuniera en comandita con quienes agitaban a las masas desde las calles para ver el modo y manera de conseguir los objetivos previstos. Nunca hubo un documento denominado Enfo CATs: Reenfocant el procés d'independència per un resultat exitós, considerada la hoja de ruta de los independentistas. Una patraña más. Quien haya dicho y defienda aún tal cosa debe ser excomulgado de entre los demócratas por facha franquista o, como poco, por proclive al “régimen del 78”.
Aunque para mentira de las gordas, la de decir que todo el procés que, por supuesto, nunca ha existido, ha venido de perlas para intentar tapar la corrupción de las cuentas en Andorra, el "caso Palau" o los recortes inmisericordes en servicios públicos. Todos y cada uno a los que los medios fascistas señalan como responsables de un procés solo imaginado por mentes calenturientas, son unos santos varones defensores de la legalidad y el orden constitucional. Todos apelan al diálogo y al consenso y rechazan la unilateralidad para conseguir sus fines. A ninguno, por cierto, se le ha visto nunca votando con cara de día histórico la declaración unilateral de independencia ni despreciando democráticamente el hecho objetivo de que ni siquiera tenía al menos un voto más a su favor. Con lo del procés ha pasado un poco como con las pesadillas, duran una eternidad pero al final se termina uno siempre despertando y descubriendo que lo que parecía tan real en sueños solo eran fantasmas.