El estudio de arquitectura de A-cero dirigido por Joaquín Torres presenta un proyecto realizado y publicado hace unos meses y que hoy se expone desde el lado constructivo con imágenes inéditas. Se trata de una vivienda unifamiliar situada en una lujosa urbanización de Madrid, con una superficie total de 1.700m2. Cuenta con dos niveles, planta baja y planta alta.
ALZADOS
SECCIONES
PLANTA BAJA
PLANTA ALTA
Para aprovechar la pendiente del terreno, Torres concibió una vivienda en la cual varios volúmenes horizontales se superponen a capas, como si emergieran del terreno. La puerta de entrada marca el punto más elevado de la parcela y conduce hacia el vestíbulo, el articulador de las estancias de la planta baja: salón, comedor, cocina, office, suite, vestidor, gimnasio, aseo y piscina interior. Esta planta goza de buenas vistas al jardín y a la piscina, gracias a una amplia terraza que comparten en primera fila el comedor, el salón y el dormitorio de los propietarios.
Unas escaleras, situadas en una esquina del salón, justo detrás de la chimenea, conducen al semisótano, abierto al jardín gracias a unas enormes cristaleras. En esta planta se organizan diferentes espacios, como el cuarto de juegos, los vestidores de la piscina exterior, el trastero, la bodega y la sala de cine, además de la zona de servicio y las instalaciones de la vivienda.
El arte contemporáneo como fuente de inspiración sigue intacto, pero el arquitecto adopta más libertad formal, arriesgando con un juego de líneas curvas que se integra perfectamente en el entorno. De nuevo, la escultura minimalista juega un papel preponderante. Pero no solamente en un sentido metafórico.
El arquitecto aumentó la sensación de continuidad entre los espacios al pavimentar las tres plantas con un gres porcelánico blanco de gran formato, de alta resistencia y durabilidad. Para pintar las paredes se decantó por el color blanco en la planta semisótano y por un tono gris en la planta baja y el estudio de pintura, a juego con el hormigón texturizado de la fachada.
Esta vivienda madrileña está concebida como una escultura habitable.
La planta superior se reservó para un estudio de pintura, que cuenta con una buena entrada de luz natural.
Los juegos de volúmenes, los grandes paramentos de cristal, los interiores espaciosos y los salientes que rompen la uniformidad de las líneas rectas son constantes en los proyectos del estudio A-cero, liderado por el arquitecto Joaquín Torres y su socio Rafael Llamazares.
A primera vista, aglutina todas las características del lenguaje “A-cero” (desde la belleza contundente y elegante al estilo rabiosamente moderno), pero también es el proyecto en el que se materializa la evolución del estilo de Joaquín Torres.