Al momento de ver una buena película, hay varios factores que pueden incidir en su calidad. Las actuaciones, la fotografía, la puesta en escena, la dirección o el guion son factores que deben ser necesariamente óptimos. Quizás el guion sea el más importante pero todos son importantes, en los productos audiovisuales, para lograr la conjunción de un buen producto.
Al encontrarnos con Michelina Oviedo, directora de Guionarte, las preguntas sobre el proceso creativo del guionista son necesarias. Sobre todo cuando se lleva el proceso de enseñanza de personas que escribirán historias y como darle un marco para que exploten:
"Lo que tiene importancia es que cada uno sea uno mismo cuando está creando. Lograr una marca con la propia obra. Porque no va a haber un artista que haga la obra igual a la de otro artista. No sería un artista, sería un copiador. La marca es la marca de la identidad. Lo importante es que cada uno encuentre la subjetividad propia. Ahí está la diferencia, la originalidad. ¿Qué es lo que no se repite de un ser humano a otro? Yo concluí que es como concluye "El Gran Pez" (2003), y esa es la historia personal. Porque esa es la que no se repite jamás, ni entre hermanos. Esa es nuestra subjetividad. Y en el proceso creativo se pone en juego todo lo vivido, esa historia personal. No para replicarla anecdóticamente, sino para que adquiera un carácter simbólico y condicione nuestra mirada que se va a posar sobre determinadas cosas y no sobre otras.
Pero en este caso nos encontramos con una historia de vida digna de un guión, o de una dramatización; Michelina empezó en el mundo del cine en los años setenta junto a Rubén Salguero, integrante del Grupo Cine Liberación, en el que también se encontraban Pino Solanas y Octavio Getino. Empezó como asistente de dirección, sin experiencia y ya empezado el rodaje de la vida laboral, tuvo dar un volantazo y dejar el cine para dedicarse a sus estudios en la facultad de psicología por la persecución que hubo en la dictadura y que obligó a Salguero a exiliarse en el extranjero.
"Ahí Salguero me dijo: "Termina la carrera de psicología que todo lo que hagas como psicóloga en cine, va a ser más valioso que lo que hagas sin serlo". Yo mucho no le había entendido, pero le hice caso porque tenía una gran autoridad moral. Ahí me dediqué a terminar la carrera entre celulares de la policía y el ejército adentro de la facultad, fue muy amenazante. (...)Tuve la oportunidad de trabajar como psicóloga como 10 años. Pero yo no podía vivir sin el cine, lo intenté. Era una sensación de salir a la calle, me sentía encerrada en el consultorio o el hospital. Aprendí un montón en cuestiones de vínculos y de experiencias que apliqué después en la psicología de los personajes. En el ínterin, fui a la escuela de cine en Cuba, donde estuve 4 años siendo psicóloga. Ahí la vida me permitió confluir entre el cine y la psicología."
Con la interrupción de su carrera se entiende el concepto que dice más adelante: " El artista se debe tirar a la pileta y no importa después qué pase". Al regresar a Buenos Aires, Michelina estaba en la disyuntiva de continuar con el consultorio, hacer una clínica de artistas, o hacer una escuela de guión o creatividad. Finalmente eligió lo último y eso la ayudó a trabajar en varios proyectos, como en FTL para la USA Network, o para el más reciente "La Pulsera" que todavía se encuentra en post-producción, entre otros.
Por eso, al momento de la enseñanza y de crear historias, Oviedo destaca en qué cuestiones hace hincapié su escuela:
"En Guionarte le damos mucha importancia a que cada uno se sienta con permiso de desarrollar su creatividad. A mí, por esta historia de prohibición, me dediqué al cine en una segunda etapa de la vida. Entonces lucho porque cada uno encuentre su camino y su propia creatividad, y que eso lo logre en confluencia con la técnica más rigurosa y precisa. Esto es una escuela donde nadie se copia de nadie, porque todos están orgullosos de lo que están haciendo con su propio mundo. Eso da una libertad en los grupos, da una dinámica de mucho respeto por lo que hace el otro. Nadie va a criticar a un compañero nunca. Trabajamos mucho en la confianza que tomen, en los propios procesos y el profesor le ayuda a aplicar el máximo rigor técnico, que lo que quiere explicar, lo logre. El "in crescendo dramático" no es fácil de aplicar. Porque buenas ideas tenemos todos. A veces uno no necesita que le enseñen cómo desarrollar una idea, sino sobre qué. Porque uno tiene tantas ideas que no sabe sobre qué trabajar. Al momento de elegir la idea para los guiones, les damos dos meses de duda para que se permitan analizar otros caminos".
"Por ejemplo, una película maravillosa es El Ladrón de Orquídeas, el guión es de Charlie Kauffman y Nicholas Cage es el protagonista. Es un gran guión. Es interesante porque Cage, en sus distintos momentos de creación, para poder parir la historia que tiene para contar, necesita temporalmente borronear su yo, su identidad, que es un yo muy fuerte. Entonces, por un momento tiene que abrirse, llegar a un punto de debilitamiento del yo, abrirse, luego vuelve a construirse. Acá cuando vuelve a cerrarse, adquiere una nueva identidad, y el artista pasa por un gran padecimiento de no saber quién es. Esta película representa este proceso maravillosamente bien, eso para mí es el fiel reflejo del padecimiento del guionista, del creador, olvidarse de sí mismo, para luego encontrarse. Cuando el creador está en ese proceso, no sabe quién es y eso es lo normal, por eso en Guionarte le damos mucha importancia a la contención porque hay que llegar a ese momento de profundidad en la creación".
PF: En relación a los artistas locales, mencionabas que a los guionistas o las producciones nacionales les falta esa curva dramática (el in crescendo dramático). ¿Pensás que tiene que ver con el sistema de producción local, con la formación que tienen...?
Tiene que ver con que no han aprendido dramaturgia audiovisual, porque no te lo enseñan en ningún lado. Yo creo que lo que nosotros enseñamos acá, según devoluciones de ex alumnos, y lo que veo en la pantalla, no se enseña en otro lado, salvo ex estudiantes que también dan sus clases y forman. Yo creo que no hay escuelas de cine que forme a sus estudiantes en esta confluencia de técnica y creatividad, que desarrolle la creatividad de sus estudiantes.
Por otro lado, esta técnica de las cinco columnas, la estructura y la microestructura, esto de ir dando forma a la curva dramática, eso que yo sepa no se da en otro lado. Yo considero esto la clave. Hay personas que lo aprenden de otro modo, y otros que son autodidactas y ya lo saben, logran ver las estructuras.
Oviedo destaca que dominar el arte dramático es mucho más que ser guionista. Admite que no se debería hablar de guión sino de dramaturgia audiovisual: "incluso en contra de mis propios intereses con Guionarte. Cuando yo elegí el nombre para la institución, no sabía que ahora iba a descubrir esto, que se dio con el paso del tiempo, hoy no le pondría así. Hoy encuentro en la palabra guión algo peyorativo, uno se presenta como guionista, como si fuera algo menor y no lo es, es sumamente complejo. "
Michelina remarca que en nuestro país se admira mucho al cine europeo pero se trabaja de forma americana. Destaca la época de Oro del cine argentino que, incluso en películas populares como "La Mary" (1973) habían grandes guiones, pero considera que eso se perdió.
Hubo una época en la que había muy buenos guiones, y ¿por qué no podemos volver otra vez a eso? A veces pienso que eso no es casual, porque tenemos buenos directores, capos en arte, excelente montajistas, y directores de fotografía, pero ¿qué pasa con el guión?
PF: ¿A qué se debe eso? ¿Esa diferencia en cuanto a las formaciones?
A veces pienso que no es casual ni tan inocente, que hubo extrañas influencias para que los jóvenes no aprendan eso, y es algo que incluso las escuelas de cine fomentan. La idea de "mejor sin guión", que lo verdadero está en lo improvisado, y eso se transmite a los jóvenes, no dura por siempre pero mientras tanto, es algo que se propagandiza. Pareciera que siempre se están buscando ídolos del no-guión. Entonces hasta cierto punto eso está manipulado.
Volvemos al tema de las películas y cuál es el objetivo que debe perseguir un film frente a su espectador: " Una película es darle al espectador la posibilidad de que, durante una hora y media o dos, no esté en su propio pellejo, en su propia carne, y que en ese tiempo pueda ser otro y producir un profundo descanso mental de las propias preocupaciones. Porque la película tiene que lograr inmersarte en ella, que vos seas el personaje, que te ausentes y vuelva, y si no te inmersa no cumple, y para eso hay que cumplir con reglas de la dramaturgia audiovisual."
Por Germán Morales