Revista Coaching

Procesos de coaching:el protagonismo propio

Por Tbenedetti

Sabemos que en un proceso de coaching es fundamental poder lograr que el coachee cambie su observador. Esto implica que pueda ver el problema que nos trae a resolver desde otra posición, desde otro lugar, para poder hacer desde allí algo diferente de lo que hasta el momento venía haciendo. No es tarea fácil lograr esto.

Es probable que en la primera reunión podamos  escucharle unas palabras de este tipo:

- ¡Ah….no lo había visto de este modo!.

Pero de ninguna manera una persona cambia en su accionar cotidiano tan fácilmente, creernos esto es una posición demasiado omnipotente y luego la frustración nuestra y del coachee, gana terreno.

El cambio verdadero es lento, es un proceso.

Me refiero a ese cambio reflejado en las acciones nuevas, en los comportamientos diferentes que una persona pueda tener con respecto a un problema que declara.

La mente tiene una tendencia a volver a actuar de la misma manera una y otra vez, sin que  intervenga la capacidad intelectual de una persona; siempre podemos observar gente sumamente  inteligente que repite la conducta que lo condena al “no poder”.

La verdad dogmática de un sujeto (lo no auto – cuestionado) de alguna manera lo sostiene y es desde “allí”  que arma su vida, aún a costa de su infelicidad.

Como coach creo en mi opinión, que debemos estar advertidos del papel que nos va  a hacer jugar sin saberlo el coachee: el de testigos de su posición de víctima, de no protagonismo adjudicando su “no poder” a: circunstancias ajenas a su accionar, los otros, la mala fortuna, las situaciones, etc

Nuestras preguntas como coaches  lo van a desorientar al comienzo, va a experimentar que tienden a romper esa inercia que lo guía en el día a día. Por lo tanto, puede comenzar a jugar en el contexto, una emocionalidad  negativa, y luego hay un  descubrimiento al advertir que esas preguntas tienden  a  alinearse con la ayuda  que ha pedido, al solicitar un proceso de coaching.

Mas allá de los  acuerdos intelectuales del coachee sobre su explicito pedido de ayuda al solicitar un proceso de coaching , tendríamos que lograr el  consenso real, no el declarado.

Por lo tanto, creo que resultaría innovador : no convencernos  tanto de que quiere cambiar su postura. Muchas veces lo que en el fondo anhela, no es cambiar su  posición sino que la situación cambie sin tener que cambiar  él… quiere cambiar el malestar que le produce la situación; le cuesta bastante pensar como contribuye él a  eso, o directamente como se fabrica con “habilidad”  insospechada en la cotidianidad, esa infelicidad que declara

Es éste un momento interesante para las preguntas hábiles al respecto, tratando de que experimente la menor tensión posible, aunque nunca la vamos a poder eliminar; el proceso de coaching fuerza la cabeza en contra de esa inercia constitutiva, y algo de nuestro cliente se rebela secreta o manifiestamente. Si esto no sucede, si todo se desarrolla en demasiada armonía, dudaría que fuese sincero el proceso que nos tiene ocupados.

Estamos actuando al revés de la corriente mental, y esto no debe quedar confundido con la “sintonía”. Por mejor contexto que logremos, por mas confianza que le inspiremos al coachee, tenemos que saber que se van a producir situaciones de incomodidad y hasta de enojo porque el coachee ( sin saberlo) va a defender con todas sus armas su fortaleza de víctima, su verdad dogmática, su querer cambiar pero de situación, sin verse a sí mismo.

Lograr que se vea a sí mismo es lo que nosotros y él debemos considerar como logro…

Creo que un coach tiene que poder  enfrentarse con esto, y  está relacionado con haber podido soportar él mismo sus procesos de coaching, sus aprendizajes; en un momento será el sostén de su coachee, para luego soltarlo suavemente para que realice su propia aventura, la de su vida…

En mi opinión la innovación estaría también en la reflexión sobre la incomodidad que experimenta  también el coach cuando está frente a ese otro, que en un momento transita por el enojo  cuando comienza a advertir que no creemos en sus explicaciones y le proponemos otras alternativas, ese otro por el que fuimos  llamados para ayudarle a protagonizar su vida, aunque él no lo sepa cabalmente en el inicio

No se parte de un acuerdo, en el fondo se hace desde un desacuerdo.

El coach sabe por su experiencia que se trata de ser protagonista , de lograr junto con el coachee que éste  acepte la responsabilidad sobre su vida . El  coachee quiere terminar con su infelicidad , lo mas rápido posible, por eso nos llama.


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